Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 177

Kara hizo un gesto de apoyo. No sabía qué decir. Y no había acabado. —Supongo que mis padres lo arreglaron todo después. Y, como adulto, ha habido muchas veces en las que he querido decirle a mi madre que la protegería, pero jamás lo he hecho. Hablé con Lorenzo de esto hace algunos años y me dijo que cree que están bien. Y quizá sea cierto. Entiendo que mi madre siempre ha querido que mi padre fuera quien tomara todas las decisiones. Debe de haber habido… no lo sé, cierta sensación de seguridad en eso. O quizás ha sido su propia excusa por ser débil. No lo sé — repitió—, pero recuerdo esa sensación de impotencia. Ese miedo. Le odiaba. Todavía lo hago. Se ha convertido en la fuerza motriz de mi vida. Y mi padre… todas las gilipolleces que nos contó a mí y a mi hermano sobre eso de que teníamos que ser hombres, responsables. Desde que teníamos nueve o diez años. Eso es demasiada presión para un niño, por el amor de Dios. Y quizá siempre lo he sabido. Pero los padres suelen tener esa… especie de dominio extraño sobre nosotros. Y todo eso me ha convertido, he permitido que me convirtiera, en el tío sumamente responsable que soy. Tampoco es que presenciar esa bofetada me haya convertido en el dominante que soy, pero ha sido una manera para superar esa… absoluta impotencia para ayudar a mi madre y a Erin también. Pero incluso eso lo he utilizado para esconderme y lo he sabido desde el principio. No he querido pensar en ello pero al estar contigo, Kara… eso lo ha cambiado todo. Me ha hecho ver más allá. Ella le miraba casi sin poder creerse las cosas que le estaba diciendo. Quería más de él, pero debía reconocer lo que le estaba dando ahora, esa mirada interior. —Para mí todo tiene sentido, Dante. Últimamente he pensado mucho en estas mismas cosas. Me he dado cuenta de que gran parte de la imagen que tengo de mí está relacionada con mis padres y lo mucho que necesitaba liberarme de la opinión que tienen de mí. Lo que recibí de ellos mientras crecía, lo que necesitaba pero nunca obtuve. —Se quedó callada y se mordió el labio tratando de pensarlo detenidamente—. Tengo que dejar de sentir tanta lástima por mí misma. Es lo que hay. No puedo volver atrás, no los puedo cambiar. Lo único que puedo cambiar es a mí misma. Mi relación con Jake enfatizó esos sentimientos de ser juzgada y nunca dar la talla, pero ya sabes… que le jodan. No se merece que malgaste tanta energía con él y estoy harta de alimentar estos sentimientos. Dante le sonrió. —Bien. Me alegro por ti, Kara. Porque si él te juzga por quien eres, por las cosas que deseas, entonces, su opinión no vale para nada. Y si no fue capaz de ver a la mujer maravillosa que eres, entonces, sus opiniones valen todavía menos. Es un idiota. Pero yo también he sido un idiota. Y no quiero continuar siéndolo. Eres mucho más inteligente que yo, Kara. Tienes razón en todo lo que dices. Sobre ti. Sobre mí. En todo. Porque te quiero, Kara. Tienes razón. El pulso se le desbocó. —¿Me acabas de decir que me quieres?