Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 163
aquella mañana.
De acuerdo, era mentira. Quizá solo estaba aturdido en parte. También se sentía
desgarrado, como si hubiera pasado por una trituradora de papel y estuviera ahora en
carne viva, con un dolor espantoso. Por ese lado estaba desesperado.
Se frotó la barba rasposa de la barbilla y el cuello, que se notaba agarrotado. De
hecho, todo él estaba agarrotado. Había intentado tumbarse en el sofá, agotado, pero
estaba demasiado tenso para permanecer demasiado tiempo así. No había dormido
nada desde que se había ido Kara y solo había gozado de unas pocas horas de sueño
antes de eso. Pero no era la falta de sueño lo peor de la situación, lo que le dolía tanto.
Era la falta de Kara; saber que se había ido.
Estaba… despojado. Enfadado. Enfadado porque se había ido. Enfadado porque le
importara tanto, joder. Enfadado por la sensación amarga de impotencia que recorría
como un lodo oscuro sus venas. Se sentía impotente para cambiar las cosas por ella,
para cambiar esa parte básica de él del modo que debería para darle lo que Kara se
merecía. Se sentía impotente para amarla. No había nada que pudiera hacer al respecto.
Se sentía irremediablemente impotente.
Eso le fastidiaba muchísimo. Siempre lo había hecho. No le gustaba nada sentirse
impotente y no poder hacer nada con tal de mejorar la vida de su madre. Y odió
también esa sensación tras la muerte