Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 128

con sus dedos aún mojados con su flujo, le introdujo uno en el ano. —Ah… —exclamó con un hilo de voz mientras él le metía el dedo—. Me encanta… Siguió presionando con el dedo y volvió a lamer y a succionar sus suaves labios, uno a uno. Cuando le presionó el clítoris con la otra mano, Kara explotó: la vagina se le empapó por completo al tiempo que contraía el ano. Le temblaban las piernas. Dante la tenía tan dura que casi se corrió con solo notar su clímax y sentir la textura aterciopelada de Kara, de su vagina y su trasero a la vez. «Mierda. Tranquilízate.» Pero el corazón le latía desbocado como a miles de kilómetros por hora. Estaba perdiendo el control que tanto se preciaba en mantener. Si no dejaba de tocarla, se correría allí mismo, como un adolescente con su primer rollo. Se apartó de ella, atreviéndose a dejar una mano sobre la parte baja de su espalda. Su respiración era tan entrecortada como la de ella. —Vístete —le dijo con la voz áspera, mientras se levantaba y le recogía las medias del suelo. Ella se dio la vuelta para mirarle y captó la confusión en sus ojos marrones, junto con la expresión nebulosa del clímax, pero no podía explicarse. En cuestión de segundos, Kara volvió a ponerse las medias y los zapatos y la falda volvía a ceñírsele alrededor de las caderas. Tenía las mejillas sonrosadas. —Dante, ¿estás…? ¿Va todo bien? —Sí. No. Quiero salir de aquí. No puedo aguantarlo, joder. Necesito estar dentro de ti. No veo el momento de tenerte en casa. —La atrajo hacia sí, le cogió la mano y se la puso sobre el pene erecto. En contacto con su mejilla ardiente le susurró—: Pienso follarte en el coche. Ponte el abrigo. La oyó tragar saliva. No le dijo nada pero cuando la miró a los ojos vio en ellos sus ganas, que eran casi tan fuertes como las suyas. Kara asintió en silencio. Lo que tardaron en coger los abrigos 䁱