Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 169

Pensó que el corazón se le iba a salir del pecho. Y, más que nada en el mundo, quería girarse y echar a correr. En realidad, más que nada en el mundo salvo conseguir que el día de Dylan fuera como se suponía que debía ser: perfecto. Así pues, en lugar de eso, dio el primer paso y empezó a bajar por el pasillo, de forma inexorable, hacia él. «Limítate a seguir respirando.» Era vagamente consciente de que tenía los ojos del invitado encima… mientras buscaba su sitio delante de la sala. Se acordó de enviar a Alec una sonrisita para animarlo. Miró como Kara, y luego Lucie, bajaban por el pasillo y ocupaban su sitio al lado de ella. Entonces, finalmente, se giraron todas las cabezas cuando Dylan bajó por el pasillo, y Mischa se olvidó de su pena cuando vio la expresión de pura alegría en la cara de su mejor amiga, su preciosa piel radiante. Estaba absolutamente anonadada por la belleza de Dylan en ese instante y por la felicidad de su amiga; la emoción que vio en el rostro de Alec la envolvió como un calor maravilloso. La ceremonia empezó con la lectura del oficiante, un viejo amigo de Alec. Leyó piezas de Rumi, habló de los vínculos imperecederos del amor. Mischa miró a Connor y vio que tenía la mirada fija en ella. Intentó apartar la mirada, pero sus ojos estaban encendidos, eran pura electricidad. Mischa podía jurar que veía fuego en ellos. Confusión. Rabia. Las mismas cosas que ella sentía. Cambió el peso de un pie a otro mientras la ceremonia continuaba y, cuando el oficiante habló de lo imperfecto que era el amor real, finalmente, Mischa tuvo que apartar la mirada. En vez de ello, Mischa se fijó en los invitados, y se centró en la abuela de Dylan, sentada en la primera fila, que derramaba lágrimas de felicidad en un pañuelo bordado. Dylan y Alec intercambiaron las alianzas y pronunciaron los votos. Y, más allá de ellos, la mirada fija y verde de Connor la penetraba. ¿Por qué debería apartar la mirada? ¿Por qué no la dejaba tranquila, al menos durante la ceremonia, cuando se suponía que debían concentrarse en la boda de su amiga? En lugar de ello, la estaba haciendo sentir terriblemente incómoda. La hacía temblar con anhelo de estar con él. Y con la pequeña rabia que no había conseguido dejar atrás. «No pienses en ello. No lo mires. Quédate aquí por Dylan.» Con cierto esfuerzo, volvió a posar la mirada en la pareja feliz mientras terminaban de pronunciar sus votos. Finalmente, fueron declarados marido y mujer y se besaron. Se oyeron algunos vítores de los invitados y los padrinos, y ella se sumó a ellos cuando Alec cogió a Dylan echándole el cuerpo hacia atrás para darle un beso largo y apasionado. Alec se puso recto, mostrando una sonrisa traviesa mientras murmuraba: —¡Qué narices! —Y cargaba a Dylan en brazos, llevándola de vuelta por el pasillo. Todo el mundo se echó a reír, y Mischa se sumó a ellos, y también Connor. Él le cogió el brazo mientras avanzaban entre la fila de sillas. No había nada que ella pudiera hacer para evitarlo. —Me alegro de verte —dijo él suavemente. Ella se dio la vuelta para verlo, y se encontró con una sonrisa en su cara mientras saludaba con la cabeza a los invitados. Ella intentó hacer lo mismo. —¿De verdad? —preguntó ella. —Yo soy quien fue a buscarte, Mischa, ¿recuerdas? No sabía qué decir. —Tenemos que hablar —dijo por la comisura de la boca mientras llegaban a la entrada que había al fondo de la sala. Él la condujo hacia el final de las escaleras, donde ella se liberó de su brazo. Mischa se dio la vuelta de nuevo, haciendo todo lo posible para permanecer tranquila a pesar de que tenía el pulso