Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 120

—¿Me vas a decir qué te pasa? —le preguntó su amigo. —Pues no, la verdad. —De acuerdo. —Joder, a veces eres demasiado conformista, ¿no? Alec se echó a reír. —Qué raro; nadie me lo había dicho antes. —Bueno, pues te lo digo yo. Porque estoy muy inquieto, la verdad. —Se quedó callado y Alec esperó a que continuara—. Recordarás que ya hemos hablado antes de Mischa. —Claro. Empezó a moverse otra vez, conectó el altavoz del móvil y lo asió con fuerza. —Pues la cosa ha ido a peor. Estoy esperando a que me llame hoy. Estoy esperando; ¿lo entiendes, Alec? Nunca he esperado a ninguna mujer. Ni siquiera a mi exmujer. Ni a nadie. ¿Qué coño significa esto? No, mejor no me contestes a eso. No quiero oírlo. Hubo una pausa larga al otro lado de la línea, tiempo suficiente para hacerle sentir aún más imbécil. —No sé qué quieres que te diga, Connor. ¿Que no la veas más? ¿Que te aburrirás y dejarás de sentirte así a la larga? No puedo decirte eso porque no sé qué pasará. Cada persona es distinta. Tienes que tranquilizarte y ver adónde te lleva todo esto. —Es que lo de «ver adónde me lleva esto» es como ir a tientas. No tengo ningún control sobre la situación. —Pero es que a veces no se puede hacer más. Ni siquiera nosotros podemos hacer más. Lo que he aprendido en este tiempo es que somos humanos. Tú, yo, Dylan. Mischa. Y eso nos hace impredecibles. —No me gusta lo impredecible. —Pero si a ti te gusta ser impredecible —repuso él—. Lo que no te gusta es que lo sea otra persona. Él soltó una carcajada. —Bueno, en eso tienes razón. Pero parte del problema ahora mismo es que ni siquiera sé qué voy a hacer. —Ya lo averiguarás. Te aconsejaría que lo dejes pasar por ahora. Solamente va a estar aquí un par de semanas más. —¿Qué? Pensaba que solo le quedaba una semana. —Anoche le dijo a Dylan que necesita alargar el viaje para acabar de atar las cosas con lo del nuevo estudio. —Ah, ya. Eso. —Se detuv