Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 108

repasado el papeleo para crear la sociedad. También le hemos pedido que repasara el contrato de arrendamiento antes de firmarlo. Estoy muy animada con esto de abrir otro estudio, pero empezar de cero va a ser un buen quebradero de cabeza. Hay que ocuparse del alquiler, de la remodelación, de pedir las butacas especiales y todos los materiales. Gracias a Dios que esta vez cuento con un socio; así que el dolor de cabeza será a medias solo. Luego hemos almorzado juntos y hemos estado buscando nombres para el estudio, aunque todavía no hemos encontrado ninguno que nos convenza. —¿Almuerzo y todo, eh? —Se recostó en el sofá y se cruzó de brazos—. ¿Y después qué? —Después hemos abierto una cuenta en el banco para el estudio. —¿Una cuenta conjunta? —Bueno, ambos tenemos que poder firmar las cosas, claro. Greyson será el que más estará por aquí para supervisar la construcción y… ¿Por qué me miras así? —¿Así, cómo? —Como si estuvieras cabreado o algo. —¿Eso te parece? Ella se inclinó hacia delante para examinar mejor sus facciones ensombrecidas. Y tanto, parecía enfurruñado por algo. Trataba de disimularlo, pero no lo estaba consiguiendo. —Quieres saber si nos hemos acostado, ¿verdad? —¿Por qué debía de ser que, en parte, su enfado le hacía gracia? Él no dijo nada. Relajó los brazos como si se hubiera dado cuenta de repente de la postura defensiva que había adoptado. —No tengo derecho a preguntártelo. —No, pero te lo contaré de todos modos. No ha pasado nunca nada entre los dos. De lo contrario no empezaría un negocio con él. Creo que mezclar lo profesional con lo personal no es una buena idea. Cuando te acuestas con alguien, las dinámicas entre ambos cambian. —¿De qué manera? No cuestiono el concepto, pero me pregunto qué opinas al respecto. —Puedes tener un rollo de una noche con alguien que tal vez nunca vuelvas a ver. Esa noche puede ser como sea, buena o mala, da igual. Pero si tenéis que volver a veros, más vale que haya sido buena. —Muy bien dicho. —Si esa persona es un amigo —prosiguió ella—, lo verás otra vez y la amistad tendría ese peso adicional que aporta el sexo. Y, claro, eso puede ser horrible si el sexo no fue tan bien. —¿Insinúas que el sexo con Greyson no iría bien? —preguntó él con una sonrisa en los labios y una ceja oscura arqueada sobre sus ojos verdes. Ella soltó una carcajada. —No, para nada. Aunque veo que te encantaría que lo reconociera. Lo que quiero decir es que, cuando se es amigo, uno arriesga esa amistad. Si va bien y sigues viendo a esa persona, sea amigo o alguien a quien acabas de conocer… —Se calló un momento y se apartó el pelo de la cara—. No sé, míranos a nosotros, por ejemplo. Nos hemos estado viendo y llevamos unas dos semanas acostándonos… Aunque han sido unas dos semanas muy condensadas, porque ambos sabemos que mi tiempo aquí es limitado, tal vez. —Y también por la intensidad de la dinámica d