LIBRO DE ENOC - EDICIÓN ESPECIAL El libro de Enoc | Page 37

EL LIBRO DE ENOC interrumpir su carrera ni de día ni de noche, permaneciendo constante, mientras tanto. Yo pregunté diciendo: «¿Qué es esto que no tiene reposo alguno?». Me respondió Ra’u’el: “La función de este fuego que corre hacia el occidente es guiar a todas las luminarias del cielo”. Capítulo 24 Y me mostró las montañas: el suelo entre ellas era de fuego ardiente y llameaba por las noches. Fui hacia allá y vi siete montañas magníficas, diferentes entre sí y de piedras preciosas y hermosas y todas eran espléndidas, de apariencia gloriosa y bello aspecto: tres por el oriente, apoyadas una contra la otra; y tres por el sur, una bajo la otra; y vi cañadas profundas y sinuosas, ninguna de las cuales se unía a las demás. La séptima montaña estaba en medio de todas, superándolas en altura a la manera de un trono, rodeada por árboles aromáticos, entre los cuales había un árbol cuyo perfume yo no había olido nunca y no había perfume similar entre estos ni entre los demás árboles: exhala una fragancia superior a cualquiera y sus hojas, flores y madera no se secan nunca, su fruto es hermoso y se parece a los dátiles de las palmas. Entonces dije: «“¡Qué árbol tan hermoso! Es bello a la vista, su follaje gracioso y su fruto tiene un aspecto muy agradable”. Entonces, Miguel el Vigilante y santo, que estaba conmigo y que estaba encargado de esos árboles, me contestó». Capítulo 25 «Y él me dijo: “Enoc, ¿para qué me preguntas por el perfume de ese árbol y para qué quieres saber la verdad?”. Entonces, yo, Enoc, le respondí así: “Deseo aprender de todo, pero especialmente acerca de este árbol”. 37