LIBRO DE ENOC - EDICIÓN ESPECIAL El libro de Enoc | Page 32

EL LIBRO DE ENOC Capítulo 17 Después me llevaron a un sitio cuyos habitantes son como el fuego ardiente, pero cuando desean aparecen como humanos. Me llevaron a la casa de la tempestad, sobre una montaña cuya cima tocaba el cielo, y vi las mansiones de las luminarias y los tesoros de las estrellas y del trueno, en los extremos del abismo donde están el arco de fuego, sus flechas y carcaj, la espada de fuego y todos los relámpagos. Luego me llevaron hasta las aguas de vida y hasta el fuego del occidente, el que recogió todas las puestas de sol. Llegué hasta un río de fuego cuyas llamas corren como agua y desemboca en el gran mar que está al lado del poniente; vi grandes ríos y llegué a una gran oscuridad y hasta donde ningún ser carnal camina; las montañas de las tinieblas de invierno y el sitio hacia donde fluyen todas las aguas del abismo; y vi la desembocadura de todos los ríos de la tierra y la desembocadura del abismo. Capítulo 18 Vi los tesoros de los vientos y vi que con ellos Él ha adornado toda la creación y los cimientos de la tierra; y vi también la piedra angular de la tierra y los cuatro vientos que sostienen la tierra y el firmamento; como los vientos extienden el velo del cielo en lo alto y cómo tienen su puesto entre el cielo y la tierra: son las columnas del cielo; los vientos que hacen girar y que conducen por las órbitas del sol y de los astros en sus estancias; los vientos que sostienen las nubes sobre la tierra; vi los caminos de los ángeles; vi en los confines de la tierra el firmamento en lo alto. Después fui al sur y vi un sitio que ardía día y noche, en donde se encontraban siete montañas de piedras preciosas, tres del lado oriental y tres del lado del mediodía. Así, entre las que estaban en el oriente, una era de piedra multicolor, una de perlas, y la otra de piedras medicinales; y las que estaban en el sur eran de piedra roja. 32