LIBRO DE ENOC - EDICIÓN ESPECIAL El libro de Enoc | Page 29

EL LIBRO DE ENOC Entré por esas lenguas de fuego hasta que llegué a una casa grande construida con piedras de granizo cuyos muros eran como planchas de piedra; todas ellas eran de nieve y su suelo estaba hecho de nieve Su techo era como relámpagos y trueno y entre ellos querubines de fuego y su cielo era de agua. Un fuego ardiente rodeaba todos sus muros cercándolos por completo y las puertas eran de fuego ardiente. Entré en esta casa que era caliente como fuego y fría como nieve. No había en ella ninguno de los placeres de la vida. Me consumió el miedo y el temblor se apoderó de mí. Tiritando y temblando caí sobre mi rostro y se me reveló una visión: He aquí que vi una puerta que se abría delante de mí y otra casa que era más grande que la anterior, construida toda con lenguas de fuego. Toda ella era superior a la otra en esplendor, gloria y majestad, tanto que no puedo describiros su esplendor y majestad. Su piso era de fuego y su parte superior de truenos y relámpagos y su techo de fuego ardiente. Me fue revelada y vi en ella un trono elevado cuyo aspecto era el del cristal y cuyo contorno era como el sol brillante y tuve visión de querubín. Por encima del trono salían ríos de fuego ardiente y yo no resistía mirar hacia allá. La Gran Gloria tenía sede en el trono y su vestido lucía más brillante que el sol y más blanco que cualquier nieve; ningún ángel podía entrar verle la cara debido a la magnífica Gloria y ningún ser de carne podía mirarlo. Un fuego ardiente le rodeaba y un gran fuego se levantaba ante Él. Ninguno de los que le rodeaba podía acercársele y multitudes y multitudes estaban de pie ante Él y Él no necesitaba consejeros. 29