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Leadership Magazine
COACHING DE PAREJAS
N.1 Abril 2017
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ABIERTO A LO QUE SURJA
El avance en medios de comunica-
ción y contacto nos ha proporcionado
una mayor versatilidad en formas de
socializar y relacionarnos con otras
personas. Es un hecho que para
quienes contamos con conocimientos
básicos sobre el uso de aplicaciones
informáticas y tenemos acceso a ello,
estamos teniendo también las posi-
bilidades de acceso a un catálogo de
personas con objetivos y creencias en
común como lo son las redes sociales
y sus aplicaciones, situación que no
era tan sencilla hacia algunos años
atrás ya que la socialización ocurría
en lugares con aficiones en común,
comunidades, bares, antros, cafés,
lugares de encuentro, entre muchos
otros, donde se requería un contacto
directo, valorar el tiempo, la dedica-
ción, y escasez de posibilidades.
Es cada día más frecuente que al-
guien este suscrito fácilmente a una
cuenta o aplicación para encontrar
personas afines, del mismo o distin-
to sexo, con el fin de hacer amistad,
tener encuentros sexuales casuales,
construir alguna relación afectiva o
sexo afectiva, salir o tener compañía.
Es un hecho, es decir, real, que ge-
neramos un juicio al encontrarnos con
un perfil y foto de la persona que está
del otro lado del dispositivo, y que
muchas personas eligen contactar por
las afirmaciones o descripciones rea-
lizadas, así como las declaraciones o
formas en las que desean crear algo
al relacionarse.
Este fácil acceso en una cultura,
que desde mi juicio personal se ha
convertido tan materialista y desecha-
ble, donde por cumplir satisfacciones
inmediatas gastamos constantes can-
“Es un hecho que
generamos un juicio al
encontrarnos con un perfil
y foto de la persona que
está del otro lado del
dispositivo”
tidades de dinero, tiempo y esfuerzo
haciendo pedidos de cosas que ape-
nas satisfacen caprichos, perdiendo
las posibilidades de ahorrar por ofertas
que nos parecen tentadoras a costos
bajos y de bajas calidades, así como
el tener cosas durables o hechas y
mantenidas por nosotros mismos,
genera con las personas una dinámica
en los valores no muy distinta.
Afirmando lo anterior, es frecuente
que muchas personas en busca de
juicios afines y maneras de ver el
mundo, indaguen sobre qué es lo que
busca o desea otra persona, pidiendo
así una respuesta que guie a saber si
invertir el tiempo, dedicación y esfuer-
zo en alguien compatible o desea-
ble para los fines de cada uno, o el
interlocutor ofrece aquello que pone
a disposición de la otra persona para
que así le tome o no, y en sus decla-
raciones, construir lo que desean.
Haciendo un sondeo entre un grupo
de amigos de 10 personas, mis ex-
periencias personales y algunos otros
artículos por bloggers, encontramos
que una respuesta bastante común en
“Al no haber claridad
en lo que se desea, no
habrá claridad en lo que
se encuentra, así como
tampoco una
satisfacción solida”
su mayoría solteros pero sin excluir
a quienes ya tienen alguna relación,
es: “estoy abierto a lo que surja”.
Pareciera que esta declaración co-
brara sentido en aceptar una enorme
cantidad de posibilidades que llegado
el momento permitirán a la perso-
na elegir entre las que gustan, y no
obstante ante las ofertas de concretar
una cita, continuar la charla, tener
encuentros sexuales, desarrollar una
relación cualquiera que fuese o inclu-
so compartir información, crean una
limitante precipitada que invalida la
declaración anteriormente hecha para
pasar a otra persona y darle la misma
frase de estar abierto a lo que surja.
Creo que este “estar abierto a lo
que surja” se ha convertido en la
pretensión de aceptar las posibilida-
des cuando en realidad y dados los
hechos o constataciones, ha sido el
no negarse ante las posibilidades por
miedo a perder las mismas posibilida-
des, quien sabe y en alguna pegue,
dijéramos popularmente, pero habrá
que distinguir que el no negar no es
sinónimo de aceptar. Ejemplificando
esto, está la persona que responde
estar abierto a lo que surja, y el inter-
locutor ofrece un encuentro sexual, la
persona abierta a lo que surja acepta
el encuentro sexual, aunque en el
fondo desee otra forma de relacionar-
se, pero considera que eso es mejor
que nada, a fin de cuentas, declara
estar abierto a las posibilidades. No
hay foco.
Con lo anterior me refiero a que
pareciera que las personas cubren el
no saber lo que quieren o desean aun
en ese mismo momento, con la frase
de “abierto a lo que surja” y pierden
sus convicciones personales, acce-
diendo a ofertas de otras personas
que alimentan el sentido desechable
y capitalista; limitando no solo por
la forma de contacto sino por estas
ganas de no perder cualquier posibili-
dad, la habilidad de pedir lo deseado,
porque entonces es más sencillo hacer
un juicio cuando alguien se niega a la
petición o incluso a la oferta de lo que
realmente queremos.
Esta frase que utilizo como título de la
nota, lleva por tanto implícito el con-
formarse con cualquier circunstancia
que sea ofrecida hasta el punto que
sea de agrado, pero que si queda so-
lamente en esa frase, no define ningún
objetivo, deseo, necesidad o sueño
de forma concreta, y es así como nos
encontramos con personas que están
en una constante búsqueda de algo
que no saben que es y que no saben
cuándo parar, porque al no haber
claridad en lo que se desea, no habrá
claridad en lo que se encuentra, así
como tampoco una satisfacción solida
porque pasa a construir pequeñas sa-
tisfacciones que nueva y rápidamente
le llevan a sensaciones de insuficien-
cia, ansiedad y aprehensión.
Requeriremos entonces tener claridad
no solo de las formas y habilidades en
que nos relacionamos, sino también de
aquello que deseamos encontrar. No
basta con estar abiertos a lo que surja
y verdaderamente aceptar lo que surja,
sino que también el construir relacio-
nes con los demás, requerirá construir
desde nosotros la relación propia con
convicciones, objetivos claros y una
tolerancia a la frus tración que nos
lleve a reflexionar sobre la voracidad
con la que buscamos satisfactores y
personas valiosas en nuestras vidas.
José Carlos Martínez
Consultor de Chuecas y Asociados