La revista del colegio | Page 25

Mientras saboreaba un tierno Croissant junto a un delicioso café con leche, reflexioné sobre si realmente necesitábamos elementos físicos para sentirnos amados. Y dada mi situación económica, recordé a todas aquellas personas, invisibles para muchos, que no tienen los suficientes recursos como para permitirse hacer regalos, y que desgraciadamente no suelen recibirlos, y recordé también que muchas de ellas aún mantienen el espíritu de la navidad, algo que me hace llegar a la conclusión de que estas fechas simbolizan algo más que mero consumismo, simbolizan algo transcendente a lo físico, algo como... el amor.

Y aquel sábado a las 10:00 de la mañana mientras degustaba un placentero desayuno, fue el día en que evoqué el verdadero significado de la navidad, y lo dejé por escrito sobre mi extravagante sillón de piel de llama -Sintética, por supuesto-:

24.12.16

A todos los que me importáis

(Y a ti, señora Erizalde)

Hoy pensé que iba a ser un día como otros, hasta que me vi obligado a salir de casa por la ventana.

Debo admitir que tengo miedo, nunca he tomado grandes decisiones, y como primera vez querría informaros de esa mezcla entre adrenalina y terror que se ha apodera de mi, mientras entre lágrimas y con una maleta bajo mis rodillas escribo esta carta. Una carta que contiene el mensaje más triste para algunos y más preciado para otros: Me marcho. Me marcho de Europa.

Aún no tengo muy claro a que zona de África ir, pero tengo muy presente mi propósito: Ayudar.

Y sí, bien es cierto que podría ayudar en España e incluso en Bilbao, pues la pobreza, tanto externa como interna no entiende de lugares. La diferencia está en despertarse con las melódicas campanas de una iglesia o con el estruendo de una bomba.

Esta navidad he abierto los ojos y sobre todo, mi corazón. Y espero que vosotros también lo logréis algún día. No insinuo, que como yo, os mudeis a la otra punta del mundo renunciando a vuestras vidas, sino, que tengáis en cuenta el amor, el amor a absolutamente todas las personas, pues en eso consiste la navidad e incluso la vida, y a raiz de ahí, dejad fluir vuestra alma y ella os guiará.

PD:Erizalde, espero que no te importe que no pueda pagarte el alquiler de estos últimos meses, he gastado todo mi dinero en un único billete de ida. Feliz Navidad.

Con mucho amor: Hugo

Me gustaría conocer a Erizalde. - Dijo kenia, su hija menor.

¿Os cuento la enciclopédica historia de porque vine a vivir aquí, y solo te interesa Erizalde?

Las dos niñas rieron. Y su padre, sin escapatoria, tuvo que ceder a sus risas.

Vamos, Hugo, hay que llevar los medicamentos a la aldea! - Exaltó Johari, la ex piloto de un avión que solo hizo un viaje de ida.

Ahora voy, cariño.

la puerta de mi casa había una señora que esperaba ansiosamente un buen fajo de billetes del que en esos momentos mi demacrada targeta carecía.

Rodeado de conversaciones vanales, lloriqueos de niños caprichosos y de una innumerable lista de padres comprando a escondidas de sus hijos, las ganas de invertir mis últimos ahorros en simples objetos que serían aceptados con falsas sonrisas y tristemente abandonados en un desván, disminuyeron drásticamente. Así que, gasté parte de ese dinero en una antigua cafetería atiborrada de personas, que como yo, habían olvidado el mensaje de la navidad.

Mientras saboreaba un tierno Croissant junto a un delicioso café con leche, reflexioné sobre si realmente necesitábamos elementos físicos para sentirnos amados. Y dada mi situación económica, recordé a todas aquellas personas, invisibles para muchos, que no tienen los suficientes recursos como para permitirse hacer regalos, y que desgraciadamente no suelen recibirlos, y recordé también que muchas de ellas aún mantienen el espiritu de la navidad, algo que me hace llegar a la conclusión de que estas fechas simbolizan algo más que mero consumismo, simbolizan algo transcendente a lo físico, algo como... el amor.

Y aquel sábado a las 10:00 de la mañana mientras degustaba un placentero desayuno, fue el día en que evoqué el verdadero significado de la navidad, y lo dejé por escrito sobre mi extravagante sillón de piel de llama -Sintética, por supuesto-:

24.12.16

A todos los que me importáis

(Y a ti, señora Erizalde)

Hoy pensé que iba a ser un día como otros, hasta que me vi obligado a salir de casa por la ventana.

Debo admitir que tengo miedo, nunca he tomado grandes decisiones, y como primera vez querría informaros de esa mezcla entre adrenalina y terror que se ha apodera de mi, mientras entre lágrimas y con una maleta bajo mis rodillas escribo esta carta. Una carta que contiene el mensaje más triste para algunos y más preciado para otros: Me marcho. Me marcho de Europa.

Aún no tengo muy claro a que zona de África ir, pero tengo muy presente mi propósito: Ayudar.

Y sí, bien es cierto que podría ayudar en España e incluso en Bilbao, pues la pobreza, tanto externa como interna no entiende de lugares. La diferencia está en despertarse con las melódicas campanas de una iglesia o con el estruendo de una bomba.

Esta navidad he abierto los ojos y sobre todo, mi corazón. Y espero que vosotros también lo logréis algún día. No insinuo, que como yo, os mudeis a la otra punta del mundo renunciando a vuestras vidas, sino, que tengáis en cuenta el amor, el amor a absolutamente todas las personas, pues en eso consiste la navidad e incluso la vida, y a raiz de ahí, dejad fluir vuestra alma y ella os guiará.

PD:Erizalde, espero que no te importe que no pueda pagarte el alquiler de estos últimos meses, he gastado todo mi dinero en un único billete de ida. Feliz Navidad.

Con mucho amor: Hugo

- Me gustaría conocer a Erizalde. - Dijo kenia, su hija menor.

- ¿Os cuento la enciclopédica historia de porque vine a vivir aquí, y solo te interesa Erizalde?

Las dos niñas rieron. Y su padre, sin escapatoría, tubo que ceder a sus risas.

- Vamos, Hugo, hay que llevar los medicamentos a la aldea! - Exaltó Johari, la ex piloto de un avión que solo hizo un viaje de ida.-

Ahora voy, cariño.

más preciado para otros: Me marcho. Me marcho de Europa.

Aún no tengo muy claro a que zona de África ir, pero tengo muy presente mi propósito: Ayudar.

Y sí, bien es cierto que podría ayudar en España e incluso en Bilbao, pues la pobreza, tanto externa como interna no entiende de lugares. La diferencia está en despertarse con las melódicas campanas de una iglesia o con el estruendo de una bomba.

Esta navidad he abierto los ojos y sobre todo, mi corazón. Y espero que vosotros también lo logréis algún día. No insinuo, que como yo, os mudeis a la otra punta del mundo renunciando a vuestras vidas, sino, que tengáis en cuenta el amor, el amor a absolutamente todas las personas, pues en eso consiste la navidad e incluso la vida, y a raiz de ahí, dejad fluir vuestra alma y ella os guiará.

PD:Erizalde, espero que no te importe que no pueda pagarte el alquiler de estos últimos meses, he gastado todo mi dinero en un único billete de ida. Feliz Navidad.

Con mucho amor: Hugo

- Me gustaría conocer a Erizalde. - Dijo kenia, su hija menor.

- ¿Os cuento la enciclopédica historia de porque vine a vivir aquí, y solo te interesa Erizalde?

Las dos niñas rieron. Y su padre, sin escapatoría, tubo que ceder a sus risas.

- Vamos, Hugo, hay que llevar los medicamentos a la aldea! - Exaltó Johari, la ex piloto de un avión que solo hizo un viaje de ida.-

Ahora voy, cariño.

Serenade