La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 81

Norberto Ceresole En el momento en que los estrategas occidentales, israelíes incluidos, comienzan a percibir no la "desaparición" del "enemigo", sino su re-encarnación en una cantidad muy grande de conflictos, en ese punto el enemigo comienza a ser el propio conflicto. Y la gran dificultad con que se tropieza es que no existe el instrumental intelectual adecuado para resolverlos porque son de naturaleza distinta a los anteriores. Durante la etapa bipolar, por ejemplo, los conflictos internos dentro del Estado de Israel, nunca se manifestaron con el grado de violencia (política, militar, territorial y religiosa) que tienen en la actualidad. En ese entonces existía un enemigo externo perfectamente definible. La caída de la bipolaridad hace que el principal conflicto que debe enfrentar el Estado de Israel sea de naturaleza interior. Ese conflicto debe leerse no sólo en clave política, territorial, militar y estratégica, sino especialmente en clave teológica: la construcción del Israel bíblico es la aspiración básica de importantes grupos de poder dentro de ese Estado con vocación teocrática que había sido gobernado, la mayor parte del tiempo, por laicos. De allí surge la enorme fuerza que tiene, entre otros, el movimiento de los colonos judíos de las zonas ocupadas: los verdaderos dinamitadores del "proceso de paz" palestino- israelí. Los colonos han conformado un ejército paralelo que recibe pleno apoyo y cobertura de las fuerzas armadas y de los servicios de seguridad israelíes, y de la casi totalidad de los aparatos del Estado Judío. Pero el poder de los colonos - entendidos como parte visible de un enorme iceberg anclado en profundidad dentro de la sociedad y del Estado de Israel- no nace sólo de la boca de sus fusiles, sino de su interpretación fundamentalista del judaísmo. Este ejército paralelo, esta situación irreversible es el principal desestabilizador regional y el insuperable, aunque no el único obstáculo del "proceso de paz" en el Medio Oriente. El movimiento colono-fundamentalista está además articulado alrededor de varios partidos y grupos, la mayoría de los cuales, o escapan al control de los aparatos de Estado israelíes, y/o mantienen relativa hegemonía sobre ellos. En muchas partes del mundo las distintas formas de guerras no sólo han retornado a sus viejos moldes nacionales: se manifiestan a través de conflictos internos que la bipolaridad había postergado. El conflicto territorial ha reemplazado totalmente al conflicto "ideológico". Y en la mayoría de los casos la cobertura cultural de los conflictos civiles-territoriales es de raíz religiosa. Esta mutación es particularmente evidente en Oriente Medio, donde algunas organizaciones palestinas, como la OLP, han trocado asimilación ideológica (e, incluso, cultural) por asentamientos territoriales (auténticos Gulags rodeados de enemigos armados) que pretenden adoptar la forma de Estado. Ante esa asimilación de las organizaciones árabes laicas (que encuentran cada vez mayor similitud con partidos socialdemócratas pertenecientes a Estados hasta ayer enemigos de Palestina), surgen con vigor los movimientos musulmanes identitarios, que en Occidente se denominan "fundamentalismo islámico", con el obvio sentido de minusvalorizarlos. 81