La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 79

Norberto Ceresole Naturalmente, la actual estructura ideológica del llamado "Ejército Argentino" no resistió los embates de las organizaciones judías. Cedió, como es su costumbre, en toda la línea, incluso en el campo de la "producción doctrinaria", que hoy está en manos de un intelectual judío de bajo nivel académico y sin ninguna experiencia positiva en el campo del pensamiento militar. La globalización de los conflictos es uno de los elementos fundacionales de la actual etapa del sistema internacional. Es evidente que la lucha contra las tendencias globalizadoras en defensa de la autonomía nacional es una estrategia que no debe quedar limitada al campo económico-financiero. En ese sentido, la hipótesis es que el origen de los atentados es exterior respecto de la Argentina y está localizado no tanto en el llamado conflicto del Medio Oriente. El origen de los atentados está localizado más bien en los esfuerzos globalizantes que se realizan desde el Oriente Medio hacia el Asia Central a fin de extender un conflicto mundial intercivilizaciones: una futura guerra mundial. El nacional-judaísmo y el social-sionismo son la expresión de un mismo proyecto globalizante (como objetivo final) pero están profundamente diferenciados entre sí por una concepción antagónica respecto de la metodología a implementar para su consecución. El proyecto social-sionista fue claramente expresado por el propio Shimon Pérez en un famoso libro editado en momentos en que promediaba el desarrollo del llamado "Plan de Paz". El Estado de Israel debería crear un espacio geopolítico sin conflictos en Oriente Medio, y ponerse a la cabeza de un "mercado común" regional dentro del cual sus instituciones actuarían de "vanguardia tecnológica y económica". El proyecto social-sionista exigía y presuponía un "espacio de paz" bajo el control judío, pero con cierta participación marginal de Estados y comunidades árabes. El proyecto nacional-judío actualmente vigente pretende consolidar un "espacio pacificado" bajo control israelí siguiendo el "modelo" de los actuales campos de concentración en donde hoy viven los palestinos en Palestina. La expulsión de las poblaciones "árabes" del Eretz Israel es absolutamente vital y prioritario, y para ello se deben emplear medios militares. Quedaría así constituido un espacio económico en el cual las poblaciones originarias estarían totalmente excluidas de todo tipo de decisiones, un espacio verticalmente jerarquizado en lo político, lo racial y lo tecnológico. La lucha entre esas dos concepciones, que tiene un vital componente religioso, es la que origina todos los conflictos violentos que estallan dentro del espacio judío. La confrontación de ambas concepciones será un hecho decisivo y posiblemente fatal para la continuidad histórica del Estado de Israel, según la visión social-sionista originaria, y según, asimismo, la visión religiosa tradicionalista, opuesta desde siempre a los proyectos terrenales del sionismo. 79