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Norberto Ceresole
principal lobby judío en ese país. El señor Perl, que fue presentado en sociedad
como "especialista en terrorismo", con toda seriedad, sostuvo: "Hay fuertes
indicios de la relación de Irán con los atentados, pero no hay pruebas
concluyentes. Irán respalda a Hezbollah y usa personal diplomático para
preparar y llevar adelante ataques terroristas". Luego de tal originalidad,
expresó su opinión sobre Argentina: "… un país donde hay un débil control
fronterizo, con policías dedicados a cometer ilícitos y donde se puede corromper
gente para conseguir armas y explosivos". Y como si esto no fuera suficiente, en
la Argentina también "… hay un sistema judicial relativamente débil". (De
Raphael Perl a Clarín, el 7 de diciembre de 1997).
Hacia finales de 1997, poco antes del comienzo de la VIII Conferencia Islámica
que tuvo lugar en Teherán entre el 9 y el 11 de diciembre (25) se produce,
"casualmente", una "súbita resurrección de la pista iraní". Hacía casi tres años
que no se hablaba del tema. De golpe, mágicamente, todo el mundo juega al
sorprendido, especialmente los funcionarios argentinos. El inefable ministro de
Asuntos Exteriores, señor Guido di Tella, el famoso inventor de la "política" de
las "relaciones carnales" que Argentina debe mantener con los EUA, es uno de
los "sorprendidos": "Parecía que la investigación (sobre los atentados terroristas)
no estaba produciendo ningún resultado, pero de golpe hay una acumulación
de hechos que tiene a todos muy animados". Ni los periodistas ni los
funcionarios hablan sobre la naturaleza del "golpe de suerte" que ha animado a
la investigación judicial. Es lógico, porque él se llama: política norteamericana
orientada a internacionalizar las hostilidades contra Irán.
Una vez más, el gobierno argentino cumple al pie de la letra con sus "relaciones
carnales" con los EUA. La "pista iraní" emerge de sus cenizas, como un "ave
fénix" tuerta y coja, en la fangosa periferia del mundo excluido. Ante esta
realidad sólo cabe reiterar el cansancio ante la torpeza manifiesta de los
servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes, y ante la patológica
estupidez que sufren los 180 investigadores argentinos, según Corach. Todos
ellos pretenden demostrar con forceps una hipótesis ilógica e indemostrable por
naturaleza, ante la mirada complaciente de un "gobierno" nativo de naturaleza
cipaya, y en función de las necesidades coyunturales de Washington y
Jerusalén orientadas a internacionalizar las hostilidades contra la República
Islámica de Irán.
Como siempre sucede con los acontecimientos políticos en estos tiempos de
globalidad, lo más conveniente para comprender el comportamiento de una
parte del sistema internacional -en este caso el llamado "mundo occidental"- lo
mejor es estudiar las actitudes de algunos de los componentes concretos de ese
mundo. El viejo método hegeliano de ver en lo particular concreto una
manifestación "real" de lo universal abstracto es especialmente válido. Lo
universal abstracto es la existencia de una orden, producida por el vértice de la
pirámide de poder (en el "mundo occidental"), que señala la necesidad de aislar
y acosar a la República Islámica de Irán. Pero esa orden es procesada y
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