La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 52

La Falsificación de la Realidad y en el juego dual del contraespionaje del Shin Beth. Pero la diplomacia de Israel, el Mossad y el lobby judío en la Argentina tuvieron reflejos rápidos, en especial después de la implosión en la AMIA: desviaron el proceso hacia el "terrorismo árabe" y hacia una supuesta "conexión interna" estrictamente argentina y continuadora del "Holocauto sudamericano". Con ello ganaron la primera batalla de una guerra psicológica y física con la Argentina, que será muy larga, hasta que se pueda acceder a los archivos del Shin Beth o al fragmento secreto del Informe Shamgar. Esa batalla perdida por la Argentina tuvo dos frentes: *Desviar la atención de la opinión pública internacional de las fracturas internas que azotan a los aparatos del Estado y a la sociedad israelí hacia el "nazismo criollo" argentino, el peronismo (para lo cual hubo que fabricar la imagen del "Holocauto sudamericano") en un momento en que comenzaba una campaña internacional judía contra varios países al mismo tiempo ("oro suizo"). *Evitar que las investigaciones policiales y judiciales dentro de la Argentina derivara hacia los grupos judíos fundamentalistas radicados en ese país, y encontrara en ellos la verdadera "conexión local" (14). 11. En síntesis. Entre los inicios del "plan de paz" y el asesinato del general Rabin queda determinado un tiempo y un espacio: un tiempo de hegemonía judía ideológica en todo Occidente y un espacio geográfico judío (Israel+diáspora) que no admite discontinuidades. Dentro de ese tiempo y de ese espacio, los Atentados de Buenos Aires aparecen como simples eslabones de una cantidad muy grande de sucesos y de conflictos, entre los cuales no existen discontinuidades ni espaciales ni temporales, ni metodológicas (operativas) ni ideológicas (teológicas). En términos aún más concretos no existen diferencias cualitativas, ni en los objetivos ni en los métodos entre los Atentados de Buenos Aires y el asesinato del general Rabin, para exponer sólo dos de los eslabones de una larga cadena: los mismos actores se desplazan en un mismo espacio en un mismo período de tiempo. Un día después del asesinato de Isaac Rabin, Jacob Perry (15), quien durante años había sido jefe del Shin Beth hasta unos meses antes del magnicidio, declara: "Si yo hubiese sido todavía el jefe del Shin Beth habría dimisionado". En ese momento, el períodico Yediot Aronot publicó una carta enviada por Alicia, viuda de David Ben Rafael, una de las familiares de una de las 29 personas muertas en la implosión de la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992, cuando el propio Perry era el jefe del Shin Beth y responsable de la seguridad de esa Embajada: "He leído la declaración de Jacob Perry (antes citada) y monté en cólera ¿Por qué Perry no dimisionó después del atentado cometido en Buenos Aires? Él era el responsable de la seguridad de la Embajada. En esa época yo había planteado esa cuestión y nunca jamás recibí respuesta". 52