La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 46

La Falsificación de la Realidad tangible). Esa situación, que, repetimos, duró varios años, le fue muy útil a la inteligencia exterior israelí (Mossad) que propagaba su falsa y específica versión del atentado. El dictamen técnico elaborado por inobjetables científicos de la Academia Nacional de Ingeniería, por encargo de la Corte Suprema de Justicia, que se incorpora en la causa recién el 19 de setiembre de 1996, demolió de manera definitiva las absurdas teorías conspirativas propaladas por la alianza judío-norteamericana. A las pocas horas de ocurrido el segundo atentado (la implosión en la AMIA, ya con gobierno laborista en Jerusalén) los gobiernos israelí y norteamericano propagaron la noticia, a todo el mundo, de la culpabilidad de Irán y de Hezbollah en el suceso. Fue como una respuesta aprendida y memorizada de antemano. Es así que el gobierno y la justicia argentinas, con una intromisión directa y descarada de la Embajada de Israel, impulsan las investigaciones que hasta el momento han producido algunos detenidos - en relación sólo con el segundo atentado-, aunque a ninguno de ellos se le ha podido encontrar implicaciones ni directas ni indirectas con el hecho (4). Fue asimismo la inteligencia -o la contrainteligencia- israelí quien emite la falsa información de que los atentados se realizaron desde el exterior de ambos edificios, y a través de sendos "coches-bomba". Son asimismo esos grupos de la "seguridad" del Estado de Israel quienes aseguran la culpabilidad del "terrorismo islámico", hecho que al día de hoy no está demostrado ni siquiera remotamente. Mientras el fundamentalismo terrorista judío crecía en forma vertiginosa dentro de las fronteras del Estado de Israel, y en cada una de las principales comunidades judías en Occidente, asumiendo la forma de numerosas organizaciones y subideologías, la totalidad de su sistema de seguridad interior con eje en el Shin Beth estaba orientada casi exclusivamente hacia el "terrorismo árabe". Cuando el asesino judío Baruj Goldstein, el 25 de febrero de 1994, dispara sobre una multitud de musulmanes que oraban en la Cueva de los Patriarcas, se produce una aparente confusión en el sistema de seguridad israelí. En apariencia nadie había previsto "... que un judío podía perpetrar una tal masacre. La seguridad militar había recibido (del Shin Beth), un día antes de la masacre, una información concerniente a una eventual agresión de Hamas contra los judíos" (5). El mundo al revés. Para salvar sus responsabilidades, el servicio de informaciones del ejército (6) hizo pública, ante la Comisión Shamgar (formada por primera vez para el "caso Goldstein" y, luego, utilizada para el "caso Rabin") la siguiente información: "Nuestro trabajo de análisis concierne a la situación del enemigo y no a la de nuestro propio campo. Las informaciones que nosotros recibimos del Shin Beth sólo tienen relación con eventuales ataques árabes, y no a la inversa... Para 46