La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 39
Norberto Ceresole
judaísmo, un mesianismo pos-sionista. Estamos ante la historia como objeto
(sacralizado) y ante el presente cristalizado. Está prohibido revisar, está
prohibido afirmar, está prohibido negar, siempre y cuando uno no forme parte
del bando del "bien absoluto" (lo que automáticamente implica estar del lado del
"mal absoluto"). Es decir, estamos en las antípodas de la vida, del pensamiento
científico y de la libertad proclamada por todas las Constituciones del Mundo
Occidental.
***
Este libro se editará simultáneamente en España, en lengua castellana,
pensando en todo el mundo iberoamericano, y en El Líbano, en lengua árabe,
para todo el mundo árabe. Por primera vez en muchos siglos se hace necesario
pensar en forma simultánea a Europa e Iberoamérica, y al mundo árabe-
musulmán. La crisis del presente exige pensar a ambos espacios como
entidades culturales y económicas -en un sentido muy amplio del concepto- no
contradictorias sino armónicas entre sí. Esa perspectiva nos lleva a ubicarnos
en las antípodas del presupuesto judío por el cual existiría un conflicto
insuperable entre "Oriente" y "Occidente", y entre Europa y los espacios
transmediterráneos del Mundo Antiguo. Naturalmente que hay un conflicto.
Pero él debe ser definido con toda precisión: ese conflicto existe entre las fuerzas
judías que pretenden adueñarse de Occidente y el mundo islámico. Y no entre
Occidente y el mundo árabe-musulmán. Al mundo islámico le interesa, o al
menos le debería interesar la -ahora sí- Liberación de Europa de sus controles
judíos.
Muchos árabes "progresistas" e islámicos "oficiales" residentes en Europa
confunden a unos pocos millones de inmigrantes magrebíes -ahora trabajadores
explotados de las periferias metropolitanas y, antes, sub-ciudadanos en
sociedades cerradas y primitivas- con el mismo mundo árabe-musulmán.
Gracias a esa confusión, son los judíos progresistas de Europa los que
encabezan todas las campañas en favor de las minorías oprimidas, desde los
magrebíes hasta los homosexuales, pasando por los gitanos ¡Extraña figura la
de los judíos defendiendo a los trabajadores árabes en Francia, Alemania y
España, mientras sus hermanos de raza los masacran en el Oriente Medio! Sólo
la extrema descerebración del arabismo progresista y del islamismo conservador
en Europa pudo haber logrado semejante alucinación. El mundo árabe-
musulmán es mucho más importante que cuatro o cinco millones de
trabajadores árabes inmigrados, es decir, expulsados de sociedades primitivas
negadoras de cualquier forma de participación y extremadamente
empobrecidas, también, por la inacción y la corrupción de sus "elites" civiles y
militares. La europeización de Europa será la antesala de su verdadera
integración con el Mundo árabe. Pero previamente la propia Europa deberá
haber alcanzado el reencuentro con su identidad perdida a partir de la falsa
"Liberación" de 1945.
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