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La Falsificación de la Realidad
deben existir-distintas interpretaciones historiográficas. Lo pasado, lo remoto,
es historia sólo cuando subsiste en el presente. El pasado es, por lo tanto, lo
contrario de un objeto, en la misma medida en que el presente no es una
"naturaleza cristalizada", mientras que el futuro aparece no sólo como
incertidumbre, sino sobre todo como voluntad.
El derecho a revisar la historia, afirmando, negando o relativizando no sólo los
"hechos", sino sobre todo las interpretaciones dadas a esos "hechos", es algo
que asumen todas las sociedades, todas las generaciones, en todos los
presentes. Es por eso que ante una misma historia existen -y deben existir-
distintas interpretaciones historiográficas. Además, como lo subraya Martin
Heidegger, hay acontecimientos históricos que tienen historia y otros que no la
tienen. Es el presente -las luchas y los antagonismos del presente, pero sobre
todo las crisis del presente- quienes deciden cuáles acontecimientos históricos
tienen historia y cuáles no la tienen.
Para
Heidegger
hay
historia
(Geschichte)
e
historiografía
(Geschichtswissenschaft): "¿Qué es acontecer en la historia? ¿Qué es historia
como lo pretérito en relación al tiempo? No sólo el pasado, sino también el
presente tiee relación con la historia. Sí, el presente alcanzado históricamente
es el punto de orientación para el acontecer histórico pasado... la historia y el
acontecer están relacionados al pasado, presente y futuro, esto es, a los tres
ámbitos del tiempo... El pensamiento histórico y la historiografía (das
geschichtliche Denken und die Geschichtswissenschaft) trabajan con una
particular articulación del concepto del tiempo. El pasado puede ser la inversión
de la visión. El tiempo puede asumir la forma de una línea y resulta entonces
arbitrario cómo nosotros la observamos, desde el pasado en dirección al futuro
o al revés" (Martin Heidegger, Lógica, 1934).
Lo pasado, lo remoto, es historia sólo cuando subsiste en el presente. El pasado
es, por lo tanto, lo contrario de un objeto, en la misma medida en que el
presente no es una "naturaleza cristalizada", mientras que el futuro aparece no
sólo como incertidumbre, sino sobre todo como voluntad. Para Heidegger esta
articulación del tiempo se resuelve a partir de asumir la historia como evolución
del ser (Sein) y no como noticia del acontecer (Geschehen). "Acontecer es un
'devenir' (Werden), y 'devenir' es lo contrario de ser (Sein)... quedará claro que el
ser histórico es una permanente y siempre renovada decisión entre la no-
historia, la distorsión de nuestro ser y la historia en que estamos" (op. cit.).
Esta revisión de la historia que proponemos debe entendérsela como un acto de
voluntad (hacia el futuro) opuesto a otras voluntades del presente. Se trata
simplemente del eterno conflicto humano; es decir, de algo que no puede ser
prohibido por decreto. Sólo que ahora hay una voluntad humana que se ha
recubierto de sacralidad: ella tiene pretensiones absolutas. Juzga y legisla sobre
el bien y el mal desde las alturas de una fe revelada, herméticamente cerrada
para "los otros", nosotros. Es lo que trato en mi anterior libro El nacional-
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