La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 38

La Falsificación de la Realidad deben existir-distintas interpretaciones historiográficas. Lo pasado, lo remoto, es historia sólo cuando subsiste en el presente. El pasado es, por lo tanto, lo contrario de un objeto, en la misma medida en que el presente no es una "naturaleza cristalizada", mientras que el futuro aparece no sólo como incertidumbre, sino sobre todo como voluntad. El derecho a revisar la historia, afirmando, negando o relativizando no sólo los "hechos", sino sobre todo las interpretaciones dadas a esos "hechos", es algo que asumen todas las sociedades, todas las generaciones, en todos los presentes. Es por eso que ante una misma historia existen -y deben existir- distintas interpretaciones historiográficas. Además, como lo subraya Martin Heidegger, hay acontecimientos históricos que tienen historia y otros que no la tienen. Es el presente -las luchas y los antagonismos del presente, pero sobre todo las crisis del presente- quienes deciden cuáles acontecimientos históricos tienen historia y cuáles no la tienen. Para Heidegger hay historia (Geschichte) e historiografía (Geschichtswissenschaft): "¿Qué es acontecer en la historia? ¿Qué es historia como lo pretérito en relación al tiempo? No sólo el pasado, sino también el presente tiee relación con la historia. Sí, el presente alcanzado históricamente es el punto de orientación para el acontecer histórico pasado... la historia y el acontecer están relacionados al pasado, presente y futuro, esto es, a los tres ámbitos del tiempo... El pensamiento histórico y la historiografía (das geschichtliche Denken und die Geschichtswissenschaft) trabajan con una particular articulación del concepto del tiempo. El pasado puede ser la inversión de la visión. El tiempo puede asumir la forma de una línea y resulta entonces arbitrario cómo nosotros la observamos, desde el pasado en dirección al futuro o al revés" (Martin Heidegger, Lógica, 1934). Lo pasado, lo remoto, es historia sólo cuando subsiste en el presente. El pasado es, por lo tanto, lo contrario de un objeto, en la misma medida en que el presente no es una "naturaleza cristalizada", mientras que el futuro aparece no sólo como incertidumbre, sino sobre todo como voluntad. Para Heidegger esta articulación del tiempo se resuelve a partir de asumir la historia como evolución del ser (Sein) y no como noticia del acontecer (Geschehen). "Acontecer es un 'devenir' (Werden), y 'devenir' es lo contrario de ser (Sein)... quedará claro que el ser histórico es una permanente y siempre renovada decisión entre la no- historia, la distorsión de nuestro ser y la historia en que estamos" (op. cit.). Esta revisión de la historia que proponemos debe entendérsela como un acto de voluntad (hacia el futuro) opuesto a otras voluntades del presente. Se trata simplemente del eterno conflicto humano; es decir, de algo que no puede ser prohibido por decreto. Sólo que ahora hay una voluntad humana que se ha recubierto de sacralidad: ella tiene pretensiones absolutas. Juzga y legisla sobre el bien y el mal desde las alturas de una fe revelada, herméticamente cerrada para "los otros", nosotros. Es lo que trato en mi anterior libro El nacional- 38