La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 339

Norberto Ceresole una enorme maquinaria dirigida por un "Estado Mundial" que emite las órdenes, incluidos los premios y los castigos. Hoy vemos que ese proyecto es resistido en todas partes, bajo innumerables formas y con diferentes alternativas de futuro. Pero en todo caso las fracturas del proyecto globalizador son cada día más manifiestas. Los pueblos, las naciones y las culturas diversas que integran este mundo diverso por naturaleza lo rechazan, cada uno a su manera, pero lo rechazan. El conflicto que desde la última posguerra mundial se ha instalado en Palestina, con crecientes influencias en todo el Mediterráneo oriental y una gran parte del Asia central, es un conflicto que, desde la caída del comunismo o, lo que es lo mismo, desde el fin del "orden bipolar", se encuadra también dentro de la crisis del proyecto del "mundo global". Dentro de ella debe ser analizado. Pero en esta región del mundo el conflicto que se inicia con la "partición de Palestina" en 1947 adquiere ahora dimensiones trascendentes. Ya no es un conflicto más entre pueblos que luchan por su identidad contra la tiranía del mundo global. Ese viejo conflicto instalado por la victoriosa alianza antialemana de posguerra en el Mundo Antiguo, pretendió destruir la región del planeta en donde se originó lo que hoy se llama "civilización", en donde emergió lo que hoy se llama "monoteísmo religioso", en cualquiera de sus múltiples dimensiones. Es por ello que ese conflicto instalado en esa región por una extraña cooperación entre Estados capitalistas y Estados "socialistas" constituye hoy la representación de todos los conflictos, de todas las luchas de los pueblos contra la tiranía del "mundo globalizado". Esto quiere decir que lo que se plantea en Oriente Medio y sus zonas contiguas no es una simple lucha política y económica entre facciones en pugna. Es el núcleo de un conflicto global, porque en esa lucha están involucradas religiones, culturas y sistemas económicos que abarcan al mundo entero. Ningún habitante del planeta tierra puede ser hoy indiferente a los resultados de este conflicto, que hace mucho tiempo ya ha trascendido su vieja denominación "árabe-israelí", entendido como una mera lucha anticolonial. Tampoco es el comienzo de una pronosticada guerra futura entre "Oriente" y "Occidente". Es el núcleo de un conflicto cuyo resultado determinará quién dominará el mundo en los próximos siglos: si un grupo de empresas globales ideologizadas por una religión mesiánica y apocalíptica, o los pueblos libremente agrupados en naciones culturales y opciones religiosas libremente elegidas. Lo que está en juego en Palestina y zonas contiguas es cómo vamos a vivir en el futuro: como personas y comunidades libres y, sobre todo, identificadas; o si, 339