La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 329
Norberto Ceresole
proletariado, ni Londres el bunker de la democracia, ni Francia la patria de la
resistencia, ni Franco el títere de Hitler, ni Mussolini un "sangriento dictador"
en un país de mandolineros, ¿Qué queda de la Europa que construyen los
Aliados al finalizar la guerra civil de treinta años (1914-1945)? ¿Qué queda de
Europa? ¿Qué será de Europa?
La división de la historia de la Europa del siglo XX en períodos de "dos guerras
mundiales" encierra la trampa enorme de pretender ver un mismo proceso
histórico fracturado en varias "etapas" distintas (dentro de los límites paz-
guerra), lo que posibilita encontrar "culpables", es decir, iniciadores de "guerras
distintas". Ahora podemos comprender que los movimientos geopolíticos
alemanes anteriores a la declaración de guerra franco-británica de 1939, fueron
posicionamientos necesarios ante un ataque que finalmente se produjo, y en el
cual se realizó una tenaza antialemana entre el mundo continental soviético y el
imperialismo oceánico capitalista. Por lo tanto nos acercamos mucho más a la
realidad si percibimos el período 1914-1945 como una "guerra de treinta años"
ampliada a escala europea, es decir, como una larga guerra civil europea. Esa
guerra de los treinta años fue interrumpida por la "Liberación" de Europa. A
partir de la "Liberación" sobreviene el ingreso de Europa en el mundo de las
"naciones satisfechas", es decir, en el mercado de los Estados que habrían
superado los conflictos.
A pesar de la Revolución Rusa de 1917, hasta ahora considerada como el
producto más importante de la llamada "primera guerra mundial", tanto en el
comienzo como en el fin del período se presenta el mismo esquema estratégico:
la unidad del mundo marítimo con Rusia para reducir la potencia de la
Mitteleuropa. Se trata del mismo esquema Spykmaniano: para destruir a
Alemania el mundo marítimo necesita de una alianza con la potencia
continental por excelencia: Rusia. Por lo tanto se debe pensar en Alemania y no
en la URSS cuando se habla de "perturbador del sistema" o de "potencia
revolucionaria". Una potencia es revolucionaria sólo cuando lleva en sí ideas
totalmente antagónicas respecto al "orden internacional constituido" y, además,
cuando su situación geopolítica le permite amenazar a la totalidad del sistema
establecido, tanto "hacia el mar" cuanto "hacia la tierra" (Alemania-
nacionalsocialismo-Mitteleuropa). Una potencia no es revolucionaria cuando
sus ideas expresan la continuidad "revolucionaria" de ideas originadas dentro
de la misma cultura establecida (como p.e. el marxismo en relación con el
racionalismo), y su situación geopolítica sólo le permite amenazar nada más que
a una región del planeta.
Nicholas J. Spykman (Estados Unidos frente al mundo) es el pensador
norteamericano que con mayor nitidez percibe la naturaleza subversiva de la
"ideología racial" del nacionalsocialismo alemán (Spykman nació en Holanda y
se ciudadanizó norteamericano). Porque como geopolítico, Spykman, en primer
lugar, está pensando en la fragilidad del equilibrio racial norteamericano.
Nunca, en el país del "sueño americano", la contradicción se planteó entre
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