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Norberto Ceresole
de capital y protección de sus intereses en ese proceso, el cual, según sus
propias declaraciones, inició desde Gorbachov.
Después de concluidas las elecciones presidenciales del 3 de julio de 1996 en
Rusia, algunos personajes judíos de la política en ese país han hecho público lo
que se empeñaban en ocultar en aquel entonces: su apoyo financiero y
publicitario a la candidatura de Yeltsin. En unas reveladoras "confesiones" de
Berezovski, transmitidas por el canal 2 de la TV israelita el 3 de octubre de
1996 y mostradas de modo fragmentado en Rusia a través del canal Ruski Dom
el 21 de noviembre, este señor dijo ser consecuente en política y que había
expresado esta actitud brindando "colosales cantidades de dinero que se
invirtieron en la campaña"... y lo fundamental, en su opinión, fue que pudieron
"garantizar el nuevo negocio ruso". En similar dirección también fueron las
declaraciones de Gusinski. Este nivel de compromisos de Yeltsin con los
círculos financieros se puede constatar en la sección del periódico Izvestia, que
se edita en páginas rosadas y se prepara junto al Financial Times, donde se
recogen constantemente las deudas y compromisos del gobierno ruso con los
bancos.
Según datos aportados recientemente por investigadores del Departamento de
Sociología de la Academia de Ciencias de Rusia (Instituto de Estudios de las
Élites), el 80% de la élite del poder hoy en Rusia es judía o medio judía. Esa
hegemonía étnica es mayor cuanto más alto se haga la medición en la pirámide
del poder pos-soviético. El vértice de esa pirámide está constituido por cinco
bancos, cuyos propietarios son todos judíos (uno de ellos es asimismo
presidente del Consejo Ruso del Consejo Judío Mundial). De esta situación nace
el hecho de que el 30% de la población -crecientemente empobrecida- tenga
fuertes sentimientos "antisemitas", y de más del 50% considere a los judíos
como al "enemigo interno de Rusia".
Esta situación cobra todo su significado si pensamos que la demografía rusa
está sufriendo una verdadera catástrofe, no sólo por la relación negativa entre la
tasa de mortalidad y la de natalidad (8 muertes por cada nacimiento), sino
además por las migraciones forzadas a que se ven sometidos los rusos étnicos:
50 millones de ellos vivían fuera del territorio ruso, en territorio "soviético".
Estas migraciones afectan muy poco a la comunidad judía dirigente, cuyo lugar
de residencia son las grandes ciudades (el creciente enriquecimiento de Moscú -
uno de los conglomerados urbanos más caros del mundo- y la expulsión de la
capital de los habitantes más pobres debe verse dentro de esos dolorosos
procesos migratorios).
A partir de estos datos básicos se puede inferir que la práctica totalidad del
poder hoy está en manos de grupos judíos: ello condicionará de manera decisiva
el comportamiento internacional de Rusia. Cuando analicemos, en trabajos
posteriores, la situación militar veremos con más detalles cuál ha sido y cuál
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