La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 314

La Falsificación de la Realidad Alemania representaba el lado malo del mundo. Nuestros comunistas periféricos sostenían exactamente lo mismo, pero desde otro ángulo: la URSS era el lado bueno del mundo. En la Argentina esas presiones ideológicas vinieron acompañadas de violencia política. En el año 1955 se produjo una insurrección cívico-militar contra el gobierno legítimo (democrático) del general Juan Perón. Esa insurrección produjo muchos miles de muertos, especialmente en el "bajo pueblo" peronista. Aún hoy no se ha investigado con exactitud cuántos miles de muertos. La "alianza de los Aliados" del lado bueno del mundo, la "democracia" y el "socialismo real", habían vencido provisoriamente al lado malo de Argentina. Para los Aliados "progresistas", la URSS era el lado bueno del mundo que había conseguido la victoria contra la "bestia nazi". La última fase de la segunda guerra civil europea de treinta años -llamada Segunda Guerra Mundial- fue sin duda una catástrofe de magnitud inigualada en la historia del género humano. Pero como tal puede ser considerada apenas una introducción al sismo geopolítico que representó la implosión soviética, primero, y rusa, después, cuyos efectos recién comienzan a manifestarse y a per cibirse. En la decadencia del proceso de la revolución rusa existió un grupo de judíos "reformistas", que emergen del mismo seno del PCUS (más concretamente, del Komsomol -organización de los jóvenes comunistas), que comenzaron a construir la sociedad burguesa en una sociedad sin burguesía, y la "democracia", en una sociedad sin tradiciones "democráticas" en absoluto. Esos "jóvenes comunistas", casi todos ellos judíos, logran apropiarse de manera mafiosa -esto es, bajo la forma de la rapiña-del ahorro social de todo el período soviético, al que convierten en "capital original" de su ascenso privado a "clase hiper-burguesa". Hoy son ellos, esos banqueros judíos producidos por el PCUS y por el "marxismo leninismo" (etapa final, aunque no contradictoria del racionalismo iluminista occidental), los que controlan casi en exclusiva los destinos de Rusia. Los judíos en altos puestos del ejecutivo ruso son muchos y ocupan posiciones claves. Entre estos se destacan Anatoli Chubais, Yakov Urinson y el vicesecretario del Consejo de Seguridad, Berezovski; a nivel legislativo está Yavlinskii y muchos miembros de su organización Yavloko. En el sector económico su presencia es aún más destacada, específicamente en el sector bancario. Los presidentes de los poderosos bancos rusos Alfabank, Stolichnibank, Menatep, Rossiski Kredit y Most son todos judíos. Gusinski, actual presidente de la comunidad judía de Rusia, controla la editorial Siem Dñiei, responsable de la edición de revistas y periódicos como el conocido diario Segodnia y el semanario Itogui que se comercializa en el país junto a Newsweek. Gusinski controla además cinco canales televisivos a través de dos de sus compañías y aspira a ampliar su radio de acción. En el caso de Gusinski, éste vio en los medios de información masiva un área privilegiada para la inversión 314