La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 280

La Falsificación de la Realidad esta operación de guerra psicológica se llamó, en los comienzos ya de la década de los 70, Holocausto. Hasta los comienzos de los años 60, el Holocausto no tenía ninguna significación incluso para la propia sociedad israelí. Sólo en 1959 el parlamento israelí define "... las reglas de observación del Día del Holocausto, reglas destinadas por la Knesset a reavivar la memoria ante la indiferencia general del público. Hasta ese momento no había en las calles de Israel ningún signo visible de conmemoración. Ese día funcionaba como cualquier otro día, las radios no difundían ningún programa especial. Los escritores hebreos en los años 50 ignoraron simplemente el Holocausto. Los programas escolares no hicieron mención de él hasta los años 60" (21). Ese era el panorama interno de Israel hasta los años 60. Pero una cosa muy distinta era la utilización del "Holocausto" hacia afuera. "El símbolo del Holocausto representa la deuda del mundo con Israel... (ya que) hasta los mejores amigos del pueblo judío se limitaron en proporcionar a los judíos europeos una ayuda poco significativa para su salvación... en consecuencia todo el mundo libre... debe ayudar a Israel en el plano diplomático, militar y económico" (22). El ya citado escritor israelí Boaz Evron señala: "La 'conciencia del Holocausto', declinante en la década de 1950, fue reavivada por el juicio a Eichmann. Aunque, ciertamente, se hubiera reavivado, de todos modos, hay una diferencia entre la reavivación espontánea -causada por el deseo de comprender el pasado y, desde éste, el presente-, y la 'campaña de reanimación' de la propaganda oficial con sus consignas vacías y una distorsionada visión del mundo, cuyo verdadero objetivo no es enfrentar el pasado sino manipular el presente. El Holocausto fue utilizado como una poderosa herramienta por los líderes israelíes y conductores judíos del exterior para organizar y poner un control policial a la comunidad judía en la diáspora, primero y por encima de todo en los Estados Unidos. Esto se hizo explotando y cultivando el sentimiento de culpa de los judíos norteamericanos por no haber hecho más para impedir el Holocausto..." Y continúa Boaz Evron, en el trabajo que estamos citando (23) editado en mayo de 1980: "Ese sentimiento de culpa es manejado de diversas maneras. Israel es presentada a los judíos norteamericanos como expuesta a permanentes peligros de aniquilación por parte de los Estados árabes que la rodean, pese al hecho de que Israel es mucho más fuerte que ellos y no enfrenta ningún peligro militar de su parte. De este modo se da a estos judíos la posibilidad de mitigar su culpa al permitirles apoyar política y económicamente a Israel 'para impedir un segundo Holocausto'... La transferencia de fondos judíos (y no judíos) norteamericanos desde los Estados Unidos a Israel se hace sin que los donantes tengan nada que decir, ni siquiera el derecho a criticar, sobre la manera en que dichos fondos son gastados... La memoria del Holocausto constituye uno de los principales medios para que el régimen israelí establecido controle a la judería de la diáspora, utilizándola como un instrumento de la política exterior israelí, y también como un medio de presión moral sobre el mundo no judío... Identificar a los nazis con los árabes, en general, y con los palestinos, en particular, 280