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La Falsificación de la Realidad
Un diálogo similar al que existió entre Nolte y yo durante aquellas intensas ocho
horas.
Fue a partir de ese momento cuando comprendí el significado de Nolte dentro
de la cultura alemana de posguerra y, especialmente, el valor de su trabajo
dentro de una sociedad hiper-opresiva, en la cual el pensamiento libre sobre
"ciertos temas" está no sólo prohibido sino además duramente penalizado.
Quedé abrumado cuando habló de su soledad, de que su "mundo intelectual"
estaba en Italia y no en Alemania.
Después de meditar durante días la experiencia de mis encuentros con Ernst
Nolte comprendí su posición dentro de la cultura institucional alemana.
Antes escuché a mis amigos, que me hablaron de los estudios de sus hijos, a los
que siguen machacando -en cada escuela alemana, en cada Gymnasium, en
cada Universidad- con la imagen de los "seis millones" (exactamente dentro de
los cánones elaborados por las películas de Hollywood), y a ellos mismos,
aceptando la culpa alemana como una situación de hecho por ahora
inmodificable.
Luego pude ver la construcción del nuevo Berlín, una "Brasilia" que surge como
continuación del plan urbano diseñado en tiempos de Federico el Grande y sus
sucesores, integrando una arquitectura ultramoderna de "capitalismo
avanzado" en el antiguo diseño de la ciudad. Ese nuevo Berlín será sin duda, a
partir del año 2000, la inmensa capital de Europa, pero estará habitada por
hombres y mujeres que desconocen su propia historia. Será un gran centro
urbano sin alma. Pero determinará una clara orientación hacia el Este. Será, en
definitiva, una contradicción para la que hoy no existen soluciones.
Dentro de los límites de la opresión cultural alemana, dentro del molde de la
horrorosa cultura alemana de posguerra, Ernst Nolte desarrolló una obra
extraordinariamente positiva. Fue y es atacado porque muchos no le
perdonarán el grave "delito" de haberse introducido, aunque sea en parte, en un
territorio prohibido. Escribió un libro capital, La guerra civil europea, que
constituye un texto cuya lectura es absolutamente imprescindible para la
comprensión del mundo contemporáneo, y no sólo del mundo occidental
contemporáneo. La guerra civil europea marca un antes y un después en la
historiografía europea. La arquitectura de la obra es magnífica, porque está
impulsada por una idea renovadora: el estudio relacional entre dos procesos
históricos complejos, el soviético y el nacionalsocialista, durante un período
afectado por un cataclismo histórico. No por una simple lucha política y militar.
Lo que estuvo en juego fue el intento prometeico de construir un "nuevo
hombre". Hoy el escenario está cubierto de sombras, nada más que de
incertidumbres. A partir de Nolte, ya no será posible acercarnos a la historia de
este siglo como si en ella se hubiese dirimido un duelo entre el bien y el mal. Su
trabajo nos demuestra, sobre todo, que la historia de este siglo aún no ha sido
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