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La Falsificación de la Realidad
Pero en definitiva no se encargó ningún informe pericial, ni por el Tribunal de
Nuremberg, ni por ningún otro tribunal que tenía que juzgar en lo sucesivo a
los criminales de guerra, para determinar definitivamente cuál había sido el
arma del crimen.
Es en este punto donde aparece el ejemplo deplorable del campo de Dachau. La
película que "probaba" las atrocidades nazis proyectada en Nuremberg en el
curso del proceso mostró una sola "cámara de gas". Esa era la de Dachau.
Posteriormente se organizaron visitas para turistas y colegiales a Dachau.
Actualmente, una pancarta discreta indica que allí nadie pudo haber sido
muerto por gas, ya que la "cámara de gas" no fue nunca acabada.
A los visitantes o peregrinos se les dice que las matanzas por gas tuvieron lugar
en el este, fuera del territorio alemán de antes de la guerra. Un comunicado del
ya citado Martín Broszat, de obediencia judía, miembro del Instituto de Historia
Contemporánea de Munich, publicado el 19 de agosto de 1960 (Broszat fue
nombrado Director de ese Instituto en 1972) en Die Zeit reconocía en efecto: "Ni
judíos ni otros detenidos encontraron la muerte por gas, ni en Dachau, ni en
Bergen-Belsen, ni en Buchenwald". Contradiciendo así una vez más las
"decisiones" de Nuremberg que se fundaron en la existencia de "ejecuciones por
gas" en los campos. Esta revelación tenía aún mayor importancia, ya que una
serie de "testimonios" de "testigos oculares" habían afirmado la existencia de
cámaras de gas en los campos y porque la puesta en escena "reconstituyendo"
la "cámara de gas" de Dachau era el documento que más impresionaba a los
visitantes.
Ante el Tribunal de Nuremberg, Sir Harley Shawcross menciona, el 26 de julio
de 1946, "cámaras de gas no sólo en Auschwitz y Treblinka, sino también en
Dachau..." (TMI, tomo 19, p. 4563.). "El aniquilamiento masivo de judíos por
gas comenzó en 1941-1942... sobre todo en el territorio polaco ocupado (pero en
ningún lugar del antiguo Reich): en Auschwitz-Birkenau, en Sobibor, en
Treblinka, Chelmno y Belzec."
El carácter singular de la masacre de los judíos fue cuestionado por primera vez
en 1980 por un célebre periodista israelí, Boaz Evron: "... Como si esto fuese
una cosa que se sobreentiende, cada invitado notable es llevado de visita
obligatoria a Yad
Vashem (museo israelí que conmemora el "Holocausto" construido a base de
fotos, como todos sus museos) ... para que comprenda bien los sentimientos y
la culpabilidad que se esperan de él… Pensando que el mundo nos odia y nos
persigue, nos creemos exentos de la necesidad de ser contables de nuestros
actos a ese respecto". El aislamiento paranoico en relación con el mundo y con
sus leyes podía llevar a determinados judíos a tratar a los no judíos como sub-
hombres, rivalizando así con el racismo de los nazis. Evron pone en guardia
contra la tendencia de confundir la hostilidad de los árabes con el
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