La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 254

La Falsificación de la Realidad Asimismo muchas dirigencias árabes adoptaron finalmente posiciones "... que los israelíes habían dispuesto previamente"(2). Así, esas dirigencias se vieron caracterizadas ante el mundo, "... no como las víctimas del sionismo, sino como sus hoy arrepentidos asesinos de ayer; como si los miles de muertos por los bombardeos israelíes sobre los campos de refugiados, hospitales y escuelas en el Líbano; las 800.000 personas expatriadas en 1948 (cuyos descendientes alcanzan ahora los tres millones de personas, muchos de ellos refugiados sin nacionalidad); la conquista de sus tierras y propiedades, la destrucción de unas 400 aldeas palestinas, la ocupación del Líbano, para no hablar de los estragos de 26 años de ocupación militar... se pudiera reducir a la condición de violencia y terrorismo, como si se debiera renunciar a ello e ignorarlo. Dado que Israel siempre ha llamado a la resistencia palestina violencia y terrorismo, incluso en el plano del lenguaje (Israel) ha recibido (con la firma de los Acuerdos de Oslo) un regalo moral histórico" (3). Todos buscan lavar y hacerse perdonar de sus pecados, las más de las veces ficticios, cometidos en el pasado. Y todo para convalidar una situación de poder, carente de cualquier fundamento moral, existente en el presente. Es por ello que la destrucción del Mito no puede ser sino un acto re-fundacional abarcante de la totalidad del mundo contemporáneo. La destrucción del Mito, trabajosamente elaborado, será el corte de ese cordón umbilical legitimador de la irracionalidad más abyecta. La imagen del "Holocausto" es lo que legitima, ante Occidente, y ante una parte de las dirigencias árabes, todos los actos criminales del judaísmo político en el Oriente Medio y otras regiones del mundo. Más aún, la construcción de esa imagen le permitió al judaísmo diseñar y, en parte, comenzar a realizar, a partir del Estado de Israel, un "golpe de Estado teológico y cultural" abarcante de la casi totalidad del mundo occidental. Fue la construcción de esa imagen moral la que le otorgó al judaísmo contemporáneo un potencial de poder real que nunca antes había tenido en la historia, a excepción, tal vez, de los momentos de máximo esplendor de al- Ándalus (el poder político "terrenal" del judaísmo en el Siglo I de nuestra era fue, comparativamente, residual, respecto del poder alcanzado por los judíos en al-Ándalus y, aún, en la España visigoda). Fueron los sefardíes españoles de al- Ándalus los que más cerca estuvieron de conquistar el poder en la España musulmana. Lo realmente sorprendente de todo este proceso es que la construcción de esa imagen mítica fue un puro ejercicio de algunas memorias individuales. Contra lo que mucha gente piensa, no existe ni una sola prueba documental, ni un solo documento que pueda ser aceptado como tal por un historiador normal, de que haya existido algo, siquiera remotamente parecido, a lo que proclama el Mito. 254