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Norberto Ceresole
CAPÍTULO 5
LOS JUDÍOS EN LA ARGENTINA.
El factor histórico: España y los judíos
Mucho tiempo ha transcurrido desde los comienzos de la formación de la Gran
España Americana-Mediterránea (o Atlántico-Árabe) que es diseñada por los
Reyes Católicos -en especial por Isabel, cabeza del Estado del Reino de Castilla-,
hasta la Pequeña España post-OTAN, hasta esta España desgarrada de
nuestros días. Sin embargo, existe una posibilidad y una necesidad cada vez
más imperiosa de relacionar ambas etapas históricas, porque la crisis
contemporánea es cada vez más intensa, y la búsqueda de identidad, es decir,
de ubicación en el mundo, cada vez más acuciante.
Abarcar un tan largo período de tiempo en una exposición forzosamente
limitada nos obligará a realizar síntesis drásticas en el análisis histórico y en la
exposición de teorías políticas. Hubiese querido, por ejemplo, explorar y explotar
con mayor dedicación los excelentes dos volúmenes del eminente antropólogo
español Don Julio Caro Baroja, Los Judíos en la España Moderna y
Contemporánea . O sacar más provecho al magnífico trabajo del investigador
argentino Federico Rivanera Carlés: Los conversos ¿Víctimas o victimarios de
España? Esos cortes involuntarios provocarán en la mayoría de los casos
deformaciones parecidas a las que impone la geometría a la cartografía: las
proyecciones de una esfera sobre un plano produce siempre alteraciones en la
representación de los espacios.
No pretendo ocultar que muchas de mis ideas están orientadas a los lectores
católicos que ven con creciente preocupación como el catolicismo institucional
se subordina progresivamente a la confluencia judío-evangélica (protestante),
que es la ideología imperial de la potencia hegemónica. Hasta ahora en Europa
y en Iberoamérica se ha subestimado a ese mundo católico, o se ha
presupuesto, según las orientaciones ideológicas de la postmodernidad, que el
mismo forma parte automática de lo que el iluminismo llamó "reacción".
Sin embargo el católico no institucional es un "revolucionario natural", porque
su conciencia es una conciencia desgarrada. "Desde esa conciencia desgarrada,
desde ese mundo pre-revolucionario puede surgir ahora una cultura resistente
ante esta victoria provisional del neoliberalismo. La Teología y la Profecía
católicas visionaron la nueva forma que hoy adopta, provisionalmente, la
historia: su forma homogénea universal. Es el tiempo del Anticristo: 'El
Anticristo usurpará simplemente este ideal de unidad del género humano en la
institución perversa del Imperio Universal...'" (1).
Bajo esta perspectiva establecimos una relación entre la Inquisición de 1478
(entendida como continuidad lógica e institucional de la expulsión de 1492) y el
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