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La Falsificación de la Realidad
no) que operan en favor del Estado de Israel, del lobby judío-norteamericano y
de la alianza esencial existente entre Washington y Tel Aviv. Cualquier intento
que en esa dirección pretenda realizar el actual Estado argentino, será (es)
percibido por el business de los sectores hegemónicos -judíos y no judíos- como
un grave atentado contra sus intereses. De allí en más, la frágil estabilidad de
este gobierno saltaría en mil pedazos. Tal el núcleo lógico esencial que
inviabiliza hoy el futuro de nuestro país.
En nuestro país estamos viviendo, sin duda, un fin de época, tanto en lo que
respecta al "modelo" económico, social y cultural como en lo que hace a la
destructora inserción en el mundo que produjo el actual gobierno argentino al
aceptar -en su momento, y ahora- la realización de tal modelo. Por lo tanto, un
análisis detallado de la crisis que vive la sociedad argentina hoy se impone, ya
que se trata de las etapas finales de una estrategia neoliberal que en su
momento fue expuesta ante el mundo financiero y académico como modélica,
casi "salvacionista". Pero el caso es que la crisis del sistema en la Argentina
coexiste con la eclosión de lo que hemos llamado la "cuestión judía" (23). En
realidad, ambos elementos son indisociables. Lo que exige mantener un nivel de
análisis aparentemente muy polarizado en temas aparentemente muy extraños
unos respecto de los otros (escenario de guerra en Oriente Medio y crisis -en el
otro extremo del mundo- de un modelo económico neoliberal con "tipo de
cambio fijo", por ejemplo).
La lucha por la reconquista de la dignidad del hombre argentino y la lucha por
la recuperación de la viabilidad de la Argentina en tanto Patria (ese concepto
tan cálido y tan olvidado), son cuestiones que no pueden ser separadas del
actual combate mundial de los pueblos -de todos los pueblos- contra una
globalidad indiferenciadora y crecientemente perversa. El hiperjudaísmo, como
ya hemos dicho, es una parte constituyente esencial del globalismo que separa
a la población mundial trazando una frontera infranqueable entre "elegidos" y
humillados.
Por una cuestión de geografía, pero también de teología, son los palestinos, los
libaneses y otros pueblos árabes y musulmanes los más próximos y por lo tanto
los más afectados por el gran tigre nuclear israelí. Que ha sido creado,
alimentado y - hasta el día de hoy- mantenido por los intereses del capitalismo
globalista y por la enorme influencia mundial del lobby judío-norteamericano.
Nuestra participación en esa lucha de toda la humanidad excluida contra "los
elegidos" se puede focalizar no sólo en la búsqueda de una limitación de los
poderes judíos operantes en y contra la Argentina. Sobre todo se debe canalizar
en la comprensión de que nuestra propia catástrofe social y cultural no es ajena
a ese vasto nuevo combate mundial por la dignidad de los humillados y los
excluidos, y por la recuperación de sus respectivas identidades nacionales. Una
vez más: La "cuestión judía" no es algo exterior a nosotros, sino un componente
interior básico de nuestra propia crisis.
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