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La Falsificación de la Realidad
desaparece el enemigo externo (OLP) y resurge el nacional-judaísmo como
fundamentalismo religioso-territorial, en ese momento los conflictos internos de
esa sociedad cambian de calidad: de parcialmente incruentos se transforman en
violentamente cruentos.
No debería extrañar a nadie que esas instituciones delegadas (las juderías, en
un sentido estricto), y asimismo representativas de la comunidad judía en la
Argentina, sean las plataformas de combate y el amplio marco para el desarrollo
de los ajustes de cuentas dentro de lo que en la actualidad es una feroz lucha
intra-judía. En la práctica histórica, esas organizaciones (pero no
necesariamente la mayoría de sus miembros, en el plano individual, donde los
procesos de integración nacional "vertical" -"hacia dentro"- han sido tan
amplios, intensos y aceptados como los registrados en cualquier otra
comunidad inmigrante) han demostrado fehacientemente que constituyen una
parte orgánica del Estado de Israel, y que su ubicación geográfica (en la
Argentina, en los EUA, en Francia, en Holanda o en Sudáfrica) no es más que
un accidente demográfico, que no tiene nada que ver con la idea de la lealtad
nacional (16).
Al existir como parte orgánica del Estado de Israel, pero sin gozar plenamente
de la protección de ese Estado, esas instituciones delegadas, esas juderías, hoy,
se constituyen en un escenario perfecto para dirimir una de las disyuntivas más
dramáticas que haya tenido que enfrentar en su historia el Estado de Israel: la
cuestión de la paz (globalidad) y su principal cuestión aneja, los territorios
ocupados por colonos judíos armados y fundamentalizados.
Son muchos los observadores de la comunidad judía de la Argentina que venían
percibiendo, durante las semanas anteriores al último atentado terrorista, una
creciente tensión entre las distintas componentes políticas y religiosas que hoy
integran, contradictoriamente, esa comunidad, en tanto organización. Es que
los acuerdos de paz no sólo tienden a impedir la expansión de la base territorial
del Estado de Israel: lo que se enfrenta cada vez más violentamente dentro de
esa comunidad son dos concepciones opuestas sobre cómo el judaísmo se debe
insertar en el proceso de globalización.
Esos analistas de la comunidad judía en la Argentina señalaban que el blanco
no fue elegido en forma casual, sino que él fue la sede de una tradicional
organización actualmente vinculada al laborismo globalizante sionista. En ese
sentido conviene recordar que todas las declaraciones oficiales israelíes después
del atentado atacaron y responsabilizaron del mismo a las organizaciones
fundamentalistas que están en "contra de la paz". En una especie de "lenguaje
eclesiástico" esas declaraciones estaban referidas al fundamentalismo judío y no
al Islam identitario.
En el mismo edificio/target funcionaba la DAIA, que en esos momentos estaba
dirigida -y aún lo sigue estando- por elementos sefarditas de origen social-
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