La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 112

La Falsificación de la Realidad judaísmo requiere su ámbito nacional. En esto, no hay opción. La vigencia nacional no es ya una de las formas viables, sino que es la única posibilidad de una vivencia genuina para el pueblo judío. Entonces cuando se cuestiona... la existencia de un Estado judío... bajo la imputación de doble lealtad, lo que se impugna es, lisa y llanamente, la voluntad del pueblo judío de mantenerse como tal". "La identidad nacional judía se expresa objetivamente en el Estado judío. O, lo que es lo mismo, el Estado judío es la objetivación de los valores nacionales del judaísmo... Y la identidad judía se expresa subjetivamente por la identificación con el Estado judío. Es una identificación de esencia, no de forma, con algo propio. Es una identificación con el ser, no con el hacer". (Doble lealtad, Ediciones DAIA, Buenos Aires, 1974). No es en absoluto casual que la crisis argentina de estos tiempos coincida con la mayor ofensiva jamás registrada por parte del judaísmo internacional (10) sobre nuestro país. Esa ofensiva es múltiple: a) hacia la sociedad, para desnacionalizarla y descerebrarla; b) hacia el Estado, para debilitarlo y subordinarlo; c) hacia la cultura, para apropiársela, d) hacia la economía, para controlarla. La vieja configuración de la Argentina dentro de la cual nuestra generación ha crecido, y muchas otras antes que la nuestra, ya no existe. Lo que subyace es sólo una ilusión de que sigue existiendo. Aquella configuración de la Argentina, representada en mapas, ensayos, obras literarias, discursos, instituciones, modales y formas de vida en general, esa configuración se ha fracturado definitivamente. Eso quiere decir que ninguna política podrá reconstruir lo que ha sido irreversiblemente destruido, excepto tal vez desde la guerra de conquista de una de esas Argentinas sobre la otra (11). Los factores que desarticularon lo que existía no fueron sólo los económicos (la terrible exclusión económica que afecta principalmente a los "negros" (12) - pobres-jóvenes), los institucionales y los militares. En rigor de verdad en todo momento de estas últimas décadas la "clase media blanca" profundamente judaizada a partir de instituciones culturales controladas por judíos asquenazis, convivió siempre forzadamente con la "clase baja negra". Siempre fueron "países" o "naciones" (la "nación judía" y los otros) que no encajaron uno con otro. Dos o más "países" surgirán de los escombros que ocasionará el derrumbe de la vieja Argentina. Ya las fronteras y los espacios geográficos están perfectamente definidos, incluso como realidad constitucional: la autonomía lograda por la ciudad de Buenos Aires ha sido, en ese sentido, un eslabón vital dentro del proyecto de desestructuración nacional. Sin embargo, no es razonable sostener que este "fin de época" en la Argentina, esta crisis integral y terminal -al mismo tiempo- sea el producto exclusivo de la acción disociadora del judaísmo internacional. Más bien fue la traición de las 112