La Artilleria #9 | Page 49

Ahora bien, cabe preguntarse sobre los significados de meterse con la figura de Bolívar en un país de mitos de libertad y democracia que se esparcen por toda la nación. Por qué Rosero se mete con Bolívar. Con Bolívar y sus excesos, Bolívar y sus equivocaciones, por qué meterse con el Libertador en este país, es casi tan grave como meterse con la imagen de Cristo, con el mito de la libertad; y es que los mitos están ahí para eso, para ser consumidos a favor de una ideología, cada bando lo define como su marca registrada en favor de sus principios, y para perpetuarlos en la memoria, sin derecho a revisiones. Tan común para este país y tan necesario para entablar la imposición violenta. Y por eso, precisamente, es tan valiosa la obra de escritores como Rosero que se pregunta por los mitos de la nación poniendo como escenario a Pasto, ciudad donde nacieron sus padres y donde él se crió hasta adolescente y muchas de las historias que narra en la novela, él las oyó desde que era niño. Invitando a la escritura a vivir desde donde debería haber vivido desde siempre, observando con la memoria de su territorio. La carroza de Bolívar representa un llamado a reevaluar la historia oficial, esa historia que la mayoría conoce, o por lo menos dice conocer, porque para Rosero, la historia oficial “es una fábula de tontos y para tontos”. Una evaluación a conciencia de los años que vinieron después de la campaña libertadora de esta nación de ficciones entrelazadas entre muerte masiva nos llevaría a preguntas sencillas que no hemos querido hacer, como la posibilidad de que las acciones contadas por esta historia oficialista sean solo la forma en que se quiso que fueran contadas, o preguntarnos sobre el porqué algunas regiones de nuestro país se opusieron a la campaña de Bolívar sin necesariamente estar de parte de la corona, incluyendo agrupaciones indígenas. Llegando por supuesto a la gran pregunta de hasta qué punto nuestra patria estuvo mal direccionada desde su propia emancipación de España. Las bases para empezar a imaginar realidades diferentes están por supuesto en el detonante que nos ha dejado Rosero, donde el llamado es sobre todo a revisar nuestra memoria, porque La carroza de Bolívar no es una novela sobre la vida de Bolívar, aunque ese sea el trasfondo; es sobre la mentalidad de nosotros los colombianos, que nos vamos a las armas por un mal entendido, un recuerdo mal contado, una hipótesis mal fundamentada, una canción que no va con nuestros gustos, un equipo que gana o pierde. En esta novela es por una carroza, en nuestras calles solo queda encontrar el motivo, porque hasta ahora parece ser que la violencia es más una muestra de lo que somos y no contra lo que luchamos.