el río y el puente 25 de Abril, similar al Golden Gate de San Francisco.
También se puede pasear por distintos parques y por la costanera del río
donde la gente se sienta a contemplarlo mientras escucha música de fon-
do. Los domingos las familias con niños optan por la costanera en Parque
das Naçoes, el barrio moderno de Lisboa, donde se encuentra el puente
más largo de Europa y el segundo mayor oceanario. Lo que me pareció
fantástico de esta ciudad fue poder pasear por ella siempre con música de
fondo como si fuese parte de una película. También se puede disfrutar de
brunches, almuerzos y cenas en las terrazas de los numerosos restaurantes
en el centro de la ciudad, como también de los distintos “rooftops” donde
se puede deleitar una copa de vino.
Estando en Lisboa también aproveché para aprender surf. Este deporte
me había llamado la atención desde muy pequeña pero al no vivir cerca
de una playa era difícil poder practicarlo. Por las mañanas iba a la univer-
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