Isla #1 | Page 6

tendría que delegarlo a otra persona… no recordaba haberle escrito qué quería que hicieran con lo que quedara de mi cuerpo sino que más bien mis órdenes hablaban de contraseñas y pines de cuentas por cerrar, escondrijos de alcancías y diarios que habrían de quemarse en un asado. La cuestión es que ­ sospecho que más por acompañarme en mis temores que por verdadera intención ­ él hizo lo propio. Y yo acababa de descubrir y recordar que tenía ahí, en mi pila de cartas, instrucciones precisas para su velorio y entierro. Quiero que pongas mi cenizas (o lo que puedas juntar de mis cenizas) en una estructura piramidal de 10 cm de altura. No importa si se desborda. La pirámide va a ir dentro de un cubo transparente. Las formas son importantes, ya te explicaré por qué. Y ese cubo, adentro del cajón, y el cajón, abajo de la tierra. Nada me daba la seguridad de que mi hermano hubiera podido comunicar con exactitud instrucciones tan precisas a sus compañeras. Menos aún que alguna de ellas fuera a ser tan leal como para seguir el plan punto por punto. El cubo transparente no era un problema. Hacía poco que había comprado un aparato que venía en un empaque similar. Sí, era un poco más largo de uno de los lados, pero tenía poco tiempo para ser minuciosa. Entonces sustraje útiles escolares y una cartulina blanca ­ al reverso tenía un esquema del sistema solar, y al anverso un MBSte ­ de los cajones de mi hermano chico. Primero tuve la duda de si él se habría confundido pirámide con tetraedro pero opté por pensar que no, y partí de un cuadrado. Para adelantar, me puse a masticar la primera media hoja de mis cartas, y algunas gotitas de saliva iban salpicando mi proyecto de poliedro. Mi saliva, tan similar a la suya, mezclada con sus palabras, tenían que ser un sustituto suficiente. Cuando llevaba dos hojas y media de sustancia masticada me di cuenta de que estaba haciendo triángulos de 10 cm de altura, 6