Isla #1 | Page 20

quedaban migas del budín. Casi todas las moscas se encontraban allí, desayunando. La vieja volvió a toser. Ronald, masticando, voló a centímetros de Artura, y amenazó con montarla. Pero a último momento se alejó. La vieja se levantó a tomar agua con azúcar, pero no le hizo nada. Siguió tosiendo un buen rato, hasta que se le pasó. Ronald volvió a arremeter. Artura chilló una advertencia, aunque él y ella sabían que no tenía fuerzas para defenderse. Con las pocas energías que le quedaban, voló a posarse contra una esquina. De pronto, se armó una bronca. Ronald se peleó con uno de sus camaradas. La riña duró un minuto; las moscas se arremolinaron, moviendo alas y patas; y provocando casi el ruido que hacía tío Íbero, en sus días más imbancables. Luego, todo se disipó. Ronald, se apartó de sus compinches, y se quedó un rato solo, sobre una máscara de porcelana. Artura supuso que arremetería contra ella en cualquier momento. Y no se equivocó. Ronald, cruzó velozmente la sala, y se dispuso a montarla, pero ella dio un saltito, y él se quedó atrapado en la telaraña. Esta vez la araña no esperó que le arruinaran su presa. Corrió de forma macabra hacia Ronald, y con sus patas lo envolvió hasta dejarlo como una momia. DÍA 15: Artura regurgitó un pedacito de fideo, de hacía días. Pasó la noche pesimamente. Al ver que el alba se acercaba, se arrastró más que voló, hacia el extractor de la cocina, y con muchísimo esfuerzo salió al patio. Ya muchas de las moscas madrugadoras se encontraban allí, revoloteando la bolsa. Pero fueron comprensivas, y al ver el estado de Artura, le abrieron paso. Artura se mantuvo por un rato con algunos malestares; y de 20