La meta de llegar al segundo lugar en el país para 2020
implica una trasnformación que IT encabeza en todos los
frentes.
n Por Mónica Mistretta
Fotos: Fernando Canseco
S
i se aplicara la analogía, Banorte está en busca
de los esteroides correctos —y legales— para
acrecentar su fuerza. De ser un banco regional
está midiéndose con los gigantes multinacionales
que operan en México, pues se encuentra en tercer lugar
después de BBVA Bancomer y Banamex Citigroup. No
conforme con ello, para el año 2020 quiere convertirse en
el segundo del país.
Con tal propósito en mente, en 2012 Banorte inició
una profunda transformación en varios frentes de manera simultánea: mejorar la experiencia del cliente, los
mecanismos de distribución y disminuir los costos. IT
juega un rol fundamental en cada frente. Es decir, el
área de Operaciones y Tecnología a cargo de Ignacio
Aldonza, ex director de Sistemas de BBVA Bancomer,
un banco que se ha consolidado como de vanguardia
y del que el propio Aldonza dice: “Lo están haciendo
fenomenal”.
Banorte no la está haciendo mal, sino todo lo contrario. Su historial es muy bueno: en 2012 registró un rango
de eficiencia (el gasto por cada peso ingresado) de 54%,
en 2013 cerró dos puntos porcentuales abajo y el año
pasado con 48.5%. Ahora la meta es cerrar el año por
debajo de 45%.
Además, el banco sumó $15,200 millones de pesos de
utilidad en 2014.
Pero el consejo directivo quiere más y la tarea de Aldonza es lograrlo, a pesar de tener dos limitantes: no tiene
balas de plata y el talento es escaso.
Una red de aliados
Contra todas las especulaciones que circularon cuando se
anunció la salida de Guillermo Ortiz y Alejandro Valenzuela del grupo financiero a finales de 2014, se mantiene
firme el proceso de transformación que los entonces presidente y consejero delegado decidieron hace tres años.
Se dieron cuenta que, a pesar de sus bondades, el modelo
tenía un techo y que no podrían seguir creciendo al ritmo
registrado (13% en 2014 y 15% en 2013).
Siguiendo ahora el modelo del Garanti Bank en Turquía, el segundo más grande de ese país, Aldonza asegura
que pueden llegar a ganar casi el doble con el mismo número de oficinas. Si Banorte cerró con 13.2% de ROE
(Rentabilidad sobre capital, por sus siglas en ingés), la
meta es subir a 20% en el 2020. “Para lograr eso, necesito automatizar, que todo sea digital”, afirma categórico
Aldonza.
Pero ¿cómo llevar a cabo metas ambiciosas sin un “papá”
extranjero, como es el caso de los dos bancos que están por
encima de Banorte, para proveer talento y desarrollo? La
respuesta la encontraron en Davos, en 2012, cuando coincidieron los directivos mexicanos con Ginni Rometty,
CEO de IBM, quien se comprometió a hacer un proyecto
piloto de transformación que ella misma encabezaría y con
su compromiso como garantía de éxito.
El acuerdo entre ambas organizaciones se cerró en
enero de 2013, con una inversión de $350 millones de dólares más $650 millones en servicios a lo largo de 10 años
por parte de Banorte.
informationweek.com.mx
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