Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 87

El discurso de identidad del grupo Antillano quedó relegado y se desactualizó. Los vestigios de luces y polémicas de renovación respecto a lo afrocubano se asumieron con vigor y valentía en los momentos más críticos de la nación, al agudizarse las diferencias de clases por la despenalización del dólar y la lucha cotidiana por la supervivencia, que ubicaron al negro, con menos posibilidades económicas, como ciudadano de segunda categoría, en contra del discurso emancipador que había planteado la revolución. En la práctica social pasaron a ser los más desfavorecidos y marginados, en grandes núcleos familiares en las periferias urbanas y con empleo en las labores menos remuneradas Otros tratan de certificar la confrontación con la aparición de Volumen Uno y todo el respaldo de la crítica especializada que legitimó el nuevo movimiento plástico, new art cuban o nuevo arte cubano que no fue en sí mismo un movimiento de renovación, pero sus enseñanzas actuaron como detonante de los posteriores giros discursivos en los lenguajes artísticos y constituyeron un punto de partida para renovar los trillados caminos de las artes plásticas y sacarlas del viciado discurso oficial. La rebeldía de los jóvenes creadores — particularmente la utopía ochentiana— diluyó la nostalgia del tiempo perdido y la estratégica alineación de los creadores de los mecanismos institucionales. La renovación discursiva del lenguaje de la plástica y la asimilación de otros recursos y medios expresivos de la llamada postmodernidad propiciaron una visión diferente para desacralizar los símbolos y emblemas de la tradición e insertar el rejuego de las revelaciones, cambiar las reglas de la supuesta armonía discursiva del arte cubano y mostrar las problemáticas existenciales en que estaban envueltos tanto blancos como negros en el contexto más convulso y complejo de la nación: el periodo especial. Magdalena Campos, Martha María Pérez, Belkis Ayón y otras mujeres artistas descorrieron el velo con nuevas visiones e inéditas polémicas en el núcleo de la problemática negra (Figuras 8a, 8b, 8c). Fig. 8a.José Bedia Morales. 1992. “Yo soy la ruta”. Pintura. Óleo sobre tela Fig. 8b. Marta María Pérez. 1994. “Está en sus manos”. Fotografía manipulada 87