Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 81

social vinculada a la moralidad, las prácticas de normativas éticas y conductas relacionadas con el erotismo del cubano, el misticismo y la espiritualidad. Esto se entremezcló con el comportamiento de una zona del universo popular cubano llevado a lo poético, aparentemente fantástico y onírico, pero un nuevo espectro político e ideológico aparecía en el escenario de la creación y esa liberación expresiva de las poéticas y los discursos artísticos de la década se vieron afectados por desencuentros ocasionales e incomprensiones, contradicciones y obstáculos que, en medio de las polémicas circunstancias históricas, incidieron en las individualidades creadoras. Las producciones artísticas a finales de la década resultaron complejas en la literatura, mientras la plástica había edulcorado paisajes rurales y fabulaciones incomprometidas. Solo unos pocos soportaron con la más altísima dignidad por su confianza en qué significaba lo alcanzado como sociedad. Aun así se vieron como portadores del virus del diversionismo ideológico o proclives a la extravagancia, es decir: aficionados a las melenas, los Beatles, los pantalones ajustados, los peinados afro, los evangelios, los escapularios y otras prácticas problemáticas. Desde el Congreso Cultural de La Habana (1968) se menciona el subdesarrollo cultural que hay que suplantar en el orden social a través de la revolución científico-técnica. Las prácticas culturales y religiosas de la tradición africana no constituían un estandarte confiable ante el anhelado acercamiento a las ciencias y la explicación científica del mundo. El peligroso etiquetamiento de un tipo de orientación creadora religiosa, considerada como retrograda y rezago del pasado, tornó más complicada la vocación por obras con fuentes conceptuales y referentes de la cosmovisión y religiosidad africana. Esta complicación se apreció desde posiciones de la crítica artística, que no entendió, como raíz de tradición viva de la nacionalidad, las directrices de los discursos artísticos calificados como folclorismo y cualidades exóticas de la negritud. La plástica cubana —con las más modernas técnicas y tendencias— se llenó de contenidos 6