“Belleza Otra” respecto al canon de representación occidental. (Figuras 3a, 3b, 3c)
Fig. 3a.Teodoro Ramos Blanco.
1935. “Vida Interior”.
Talla directa en mármol
Fig. 3b.Jaime Wall. Dibujo
1927. “Cabeza de Negro”
Carboncillo-cartulina
No obstante, la temática negra conserva cierta visión pintoresca, identificada con el humor, la
burla y el choteo como parte del estereotipo identitario de compatibilidad con el componente social de etapa histórica y contexto marcadamente
adverso para la población negra cubana, que de
algún modo lograría reflejarse en el arte.
La revolución
Al triunfo de la revolución de 1959, Cuba se universalizó como nación.
Los ojos del mundo estaban sobre ella y seguían,
con horror, ilusión o escepticismo, los acontecimientos en la remota isla caribeña que creía poder
transformar el estado normal de las cosas.
El nuevo sistema de gobierno y de vida irrumpió
mostrando una y otra vez su originalidad y autonomía; se pronunció con leyes que contemplaban
la igualdad y la integración racial, pero en realidad aún persistía el prejuicio contra las prácticas
religiosas de origen africano, que eran vistas con
escepticismo y sometidas a ciertas supervisiones.
Los productos ceremoniales solo se obtenían en
el mercado subterráneo y otras restricciones regulaban la asistencia de menores de edad y controlaban a los participantes proclives a hechos
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delictivos y los focos de guapería, machismo y
otras formas de marginalidad.
La relectura del pasado de la nación y la fuerte
carga de futuridad propuesta por el discurso polí-
Fig. 3c. Agustín Cárdenas
1956. S/t. Talla directa en
Madera
tico enfrentaba la difícil tarea de crear una nueva
cultura, que formulaba la diferencia opuesta drásticamente al capitalismo imperante, pero necesitaba cambiar los contenidos y, con ellos, las
formas de expresión de una identidad cultural
gestada en el contexto de la República, donde la
cultura artística, literaria y política, gracias a su
vocación nacionalista, devoción social y autonomía de pensamiento y acción, generó una huella
conceptual identificada en gran medida con la visión del héroe nacional José Martí, como parte
consustancial de un entramado cultural de esencia
liberal.
Desde el primer Salón Anual de la Plástica (1959)
y a lo largo de la década del 60 se montan exposiciones retrospectivas de los maestros de la vanguardia plástica cubana.
Esta noción de continuidad sirvió para que la
plástica se adentrara más emancipada en la nueva
situación y propició un camino de experimentación productiva ajustada a las nuevas circunstancias.
La influencia de la locución neofigurativa y de los
lenguajes internacionales del arte conformó una
poética liberadora del ímpetu subjetivo, indagadora de una parte de la conformación identitaria y