Pittsburgh va a Cuba
deliberativa / Consenso constitucional
Robert Cavalier
Profesor
Programa de Democracia Deliverativa, (Carnegie Mellon University- CMU)
Pittsburgh, Pensilvania, EEUU
A
unque ahora las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba están cambiando,
ya se habían visto, aquí mismo en Pittsburgh, interesantes señales de cambio en la Isla.
Todo empezó con la visita reciente de cubanos
dedicados a la integración política de las comunidades afro-descendientes en América Latina y
prosigue con la relevante tarea de revisar la carta
magna de la República de Cuba.
Para el historiador y politólogo cubano Manuel
Cuesta Morúa, una vez más la sociedad cubana
necesita reflexionar sobre las leyes básicas que
regirán mientras se muevan hacia una sociedad
más liberal. Sin embargo, lo que distingue este
trabajo suyo y de sus colegas de otros grupos proponentes de reformas democráticas en Cuba es el
enfoque en los principios y prácticas de la democracia deliberativa, así como la manera en que dan
forma y contenido a esta “conversación constitutional”.
Ya se ha visto dolorosa y claramente que, en los
casos con intención de ‘trasplantar’ ideales constitucionales liberales sin historia previa de instituciones democráticas, las sociedades vuelven con
frecuencia a sus afiliaciones sectarias y tribales.
Cada lado ve al otro como el enemigo a derrotar,
en maneras que desafortunadamente hacen eco de
nuestras propias divisiones políticas. En contraste, Cuesta Morúa propone basar la discusión
constitucional cubana en “foros deliberativos”
que incluyan una bien pensada, informada y activa participación ciudadana.
Al reconocer que es necesario integrar los ideales
básicos de libertad e igualdad en un documento
de consenso, el camino hacia ese documento empieza a nivel local y con que las ideas se manifiesten en el proceso mismo de la deliberación
ciudadana. Ya se formaron por todo el país las
Mesas de Iniciativa Constitucional con el propósito de obtener “perspectivas diversas, complementarias o contrastantes”. Basándose en el ideal
habermasiano de que los afectados por una cierta
política son los que deben participar en la discusión, la participación ciudadana en estas discusiones inicia el proceso de sobrepasar la
inhabilitación y abulia que ha caracterizado a la
población cubana por décadas. También cultiva
virtudes cívicas como la tolerancia y la disposición a aprender de las perspectivas de los demás.
Mediante ese camino, se arraiga más la democracia.
Nuestra propia experiencia con este tipo de foros
en Pittsburgh demuestra cómo unas pautas sencillas y bien estructuradas de mesa redonda pueden
crear las condiciones necesarias para conversaciones civiles e informadas. Y la experiencia
misma cultiva las virtudes ciudadanas. Así, los
principios y las prácticas de la democracia deliberativa se conectan estructuralmente al discurso y
a la participa 6