Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 59

Pittsburgh va a Cuba deliberativa / Consenso constitucional Robert Cavalier Profesor Programa de Democracia Deliverativa, (Carnegie Mellon University- CMU) Pittsburgh, Pensilvania, EEUU A unque ahora las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba están cambiando, ya se habían visto, aquí mismo en Pittsburgh, interesantes señales de cambio en la Isla. Todo empezó con la visita reciente de cubanos dedicados a la integración política de las comunidades afro-descendientes en América Latina y prosigue con la relevante tarea de revisar la carta magna de la República de Cuba. Para el historiador y politólogo cubano Manuel Cuesta Morúa, una vez más la sociedad cubana necesita reflexionar sobre las leyes básicas que regirán mientras se muevan hacia una sociedad más liberal. Sin embargo, lo que distingue este trabajo suyo y de sus colegas de otros grupos proponentes de reformas democráticas en Cuba es el enfoque en los principios y prácticas de la democracia deliberativa, así como la manera en que dan forma y contenido a esta “conversación constitutional”. Ya se ha visto dolorosa y claramente que, en los casos con intención de ‘trasplantar’ ideales constitucionales liberales sin historia previa de instituciones democráticas, las sociedades vuelven con frecuencia a sus afiliaciones sectarias y tribales. Cada lado ve al otro como el enemigo a derrotar, en maneras que desafortunadamente hacen eco de nuestras propias divisiones políticas. En contraste, Cuesta Morúa propone basar la discusión constitucional cubana en “foros deliberativos” que incluyan una bien pensada, informada y activa participación ciudadana. Al reconocer que es necesario integrar los ideales básicos de libertad e igualdad en un documento de consenso, el camino hacia ese documento empieza a nivel local y con que las ideas se manifiesten en el proceso mismo de la deliberación ciudadana. Ya se formaron por todo el país las Mesas de Iniciativa Constitucional con el propósito de obtener “perspectivas diversas, complementarias o contrastantes”. Basándose en el ideal habermasiano de que los afectados por una cierta política son los que deben participar en la discusión, la participación ciudadana en estas discusiones inicia el proceso de sobrepasar la inhabilitación y abulia que ha caracterizado a la población cubana por décadas. También cultiva virtudes cívicas como la tolerancia y la disposición a aprender de las perspectivas de los demás. Mediante ese camino, se arraiga más la democracia. Nuestra propia experiencia con este tipo de foros en Pittsburgh demuestra cómo unas pautas sencillas y bien estructuradas de mesa redonda pueden crear las condiciones necesarias para conversaciones civiles e informadas. Y la experiencia misma cultiva las virtudes ciudadanas. Así, los principios y las prácticas de la democracia deliberativa se conectan estructuralmente al discurso y a la participa 6