cuando EMBRATUR hizo una campaña publicitaria en restaurantes, hoteles, aeropuertos y agencias de viaje. En las embajadas brasileñas se
empeñaron por identificar las agencias de viaje
que comercializaban paquetes para el turismo sexual. A partir de 1995 empezaron a retirar carteles
de mujeres en trajes de baño minúsculos, lo cual
evidenciaba que el mismo gobierno del país iniciaba y estimulaba el turismo sexual.
Pero el problema más grande es el racismo brasileño, que lleva a exclusión social, pobreza y miseria, por lo cual muchas niñas negras sucumben
a la prostitución y al turismo sexual infantil y adolescente (Figura 5).
El alcoholismo de los padres, así como la desintegración de la familia, las agresiones físicas y el
abuso sexual doméstico son factores determinantes para la desestructuración psicológica de las niñas y quizá de los homosexuales. Las
adolescentes adquieren un perfil psicosocial de
opresión, dominación y sumisión; así como presentan disturbios en sus capacidades cognitivas
primarias y secundarias.
Los estudios indican que los turistas que llegan a
Brasil son trabajadores de clase media baja que
ostenta venir de vacaciones a este país, donde se
interesan por las niñas negras y mulatas. De ahí
que emerja en ellas la ilusión de que estos hombres pueden sacarlas de la miseria. La mayoría
van para Alemania, pero en vez de como dueñas
de casa, se convierten en empleadas domésticas
al tiempo que continúan sirviendo como objeto
sexual. Esto se puede ver en un documental de
Zito (2007). Y junto con tal situación está “la impunidad, la ausencia de políticas sociales y las invocaciones sexuales que mueven la sociedad
moderna, que se consideran los principales factores que estimulan más ese problema brasileño”
(PSI, 1997)10. Nótese que esta situación ha permanecido casi sin cambios por 17 años.
En todos los intentos por resolver los problemas
de las mujeres en Brasil y verificar que la Copa
del Mundo tiene que ver con ellas, el racismo fue
invisibilizado. Desde esa perspectiva la UNEafro
(2011) señala su preocupación por las cifras de la
pobreza entre las mujeres negras brasileñas. Según destaca Ana Caroliona Querino:
“Es necesario que las políticas para combatir la
pobreza evalúen las consecuencias de la discriminación de género y del racismo en la vida de las
mujeres, y que no sólo estudien las dimensiones
de género y raza. En Brasil, las estadísticas indican que las mujeres negras son mayoría entre la
población que sufre de pobreza extrema. De
acuerdo con el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas), las prietas y pardas constituyen 70% del total de las ocho millones de
mujeres que sufren esa situación”.11
La preocupación del gobierno por la Copa está en
la expectativa de inversión e inyección financiera
a través de los turistas. Según el Portal de la Copa,
el torneo mundial atrajo unos 600,000 visitantes
de 180 países, la mayoría de ellos visitantes por
primera vez. Se estima que inyectaron unos $2.6
billones de dólares en las ciudades-sede (BRASILIA, 2014)12. Y se gastaron $6.622.186.109 en
aeropuertos, comunicación (comunicación internacional con acciones de promoción del Brasil
como destino turístico y sede de la Copa del
Mundo), ferias internacionales de turismo, eventos de promoción, talleres y presentaciones, desarrollo turístico, estadios, estructuras temporarias
(durante la Copa de las Confederaciones), movilidad urbana, puertos, seguridad pública y telecomunicaciones (BRASILIA, 2014)13.
El retorno fue inferior a la inversión. La aplicación de capital a la Copa Mundial y la expectativa
de inyección financiera de billones fueron bastante estimuladoras para que el gobierno brasileño tomara acciones contundentes en el combate
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