Identidades Numero 4, Diciembre 2014 | Page 39

colegas masculinos. La constitución y las leyes prohíben la discriminación por sexo o color de la piel, pero esto no se cumple y ha quedado en letra muerta. El Estado no se ha preocupado por crear espacios de debate ni lugares donde se puedan denunciar y dar solución real a este problema. Si el 60 por ciento de la población es negra o mestiza, ¿cómo es posible que los más desposeídos, los más marginados y en mayor desventaja en todo sentido sea este 60 por ciento? Las afrodescendientes debemos comenzar a coger el sartén por el mango y aplicar en primera instancia una política de auto reconocimiento. Debemos conocer quiénes somos, de donde emergieron nuestras raíces y antepasados, conocer y reconocer que las mujeres afro fueron capaces de luchar contra la esclavitud, se volvieron palenqueras en aras de luchar por su libertad y siempre dejaron muy claro que su color y sus descendencias no podían cambiarse, porque se sentían orgullosas de ser negras. La marginación es tan grande que hay muy pocas evidencias sobre la lucha de la mujer negra, que al no estar reflejadas en la historia escrita parecería que nunca existió. En el Centro de Investigaciones Culturales Juan Marinello, unos de sus investigadores sostuvo que siempre que se dice hombre se habla en sentido genérico masculino y la mujer queda invisible. Que no se haya visualizado no quiere decir que no existiera un movimiento político femenino negro. Hoy la mujer afrodescendiente sigue siendo marginada. No se le considera con capacidad de dirigir. Cada día se siente más la necesidad que las mujeres afrocubanas den a conocer al mundo esta situación, que incluye la continuada desprotección ante la violencia policial, la terrible situación de las mujeres negras homosexuales, la violencia doméstica, las agresiones sexuales y lo más preocupante: esta práctica se torna habitual y sigue pasando inadvertida. Las negras son víctimas de discriminación en su núcleo familiar, en sus centros de trabajo, en sus localidades de residencia y en la sociedad. Todos los beneficios que logran alcanzar unas pocas negras quedan en el camino. Es una triste realidad que la capacidad intelectual y cultural de una mu- jer blanca se valora más. Se ve muy poco a la mujer negra en trabajos importantes, en cargos de ministros u otras tareas de gobierno, aunque tenga igual capacidad que cualquier mujer blanca. Sin embargo, es muy común encontrar a mujeres negras cubanas limpiando pisos, lavando ventanas, trabajando como cocineras o en labores de muy bajísima remuneración. Así resulta paradójico que muchísimas campañas publicitarias desplegadas por el gobierno para atraer turistas a la isla, expongan a la mujer afro como mercancía de placer u objeto sexual, algo verdaderamente denigrante y humillante. Por eso las cubanas, y en especial las afro descendientes, exigimos al gobierno que destine los recursos humanos y financieros suficientes para combatir los prejuicios raciales, mejorar las condiciones de vida de los afrodescendientes y procurar que, sobre todo las mujeres, puedan ocupar el lugar social que corresponde y desempeñar el papel que deben y pueden. La Plataforma Femenina Nuevo País viene realizando un arduo trabajo para lograr que todas las mujeres cubanas, y en especial las afrodescendientes, sepan qué papel les toca en esta época y cuál es la labor que deben realizar en la sociedad civil. La PFNP está convencida de que es hora de realizar acciones concretas frente al sistema totalitario que pretender seguir sometiendo a las mujeres a políticas discriminatorias y violando los derechos de las afrocubanas. Nuestra organización ha logrado ganar espacios dentro de la sociedad civil. Imparte talleres con diversos temas, que van desde liderazgo hasta los derechos humanos, y se convierte así en opción viable para plantear e intentar dar solución a la creciente discriminación contra las afrodescendientes. Muchos no tienen una imagen e información clara de la realidad cubana. La elite gobernante es dueña de todos los medios de comunicación y exporta una realidad distorsionada de las afrocubanas. La PFNP ha dirigido su empeño a que la voz y la realidad del calvario que viven estas mujeres sean conocidas a nivel mundial. D H\