colegas masculinos. La constitución y las leyes
prohíben la discriminación por sexo o color de la
piel, pero esto no se cumple y ha quedado en letra
muerta.
El Estado no se ha preocupado por crear espacios
de debate ni lugares donde se puedan denunciar y
dar solución real a este problema.
Si el 60 por ciento de la población es negra o mestiza, ¿cómo es posible que los más desposeídos,
los más marginados y en mayor desventaja en
todo sentido sea este 60 por ciento?
Las afrodescendientes debemos comenzar a coger
el sartén por el mango y aplicar en primera instancia una política de auto reconocimiento. Debemos conocer quiénes somos, de donde
emergieron nuestras raíces y antepasados, conocer y reconocer que las mujeres afro fueron capaces de luchar contra la esclavitud, se volvieron
palenqueras en aras de luchar por su libertad y
siempre dejaron muy claro que su color y sus descendencias no podían cambiarse, porque se sentían orgullosas de ser negras.
La marginación es tan grande que hay muy pocas
evidencias sobre la lucha de la mujer negra, que
al no estar reflejadas en la historia escrita parecería que nunca existió. En el Centro de Investigaciones Culturales Juan Marinello, unos de sus
investigadores sostuvo que siempre que se dice
hombre se habla en sentido genérico masculino y
la mujer queda invisible. Que no se haya visualizado no quiere decir que no existiera un movimiento político femenino negro.
Hoy la mujer afrodescendiente sigue siendo marginada. No se le considera con capacidad de dirigir. Cada día se siente más la necesidad que las
mujeres afrocubanas den a conocer al mundo esta
situación, que incluye la continuada desprotección ante la violencia policial, la terrible situación
de las mujeres negras homosexuales, la violencia
doméstica, las agresiones sexuales y lo más preocupante: esta práctica se torna habitual y sigue pasando inadvertida.
Las negras son víctimas de discriminación en su
núcleo familiar, en sus centros de trabajo, en sus
localidades de residencia y en la sociedad. Todos
los beneficios que logran alcanzar unas pocas negras quedan en el camino. Es una triste realidad
que la capacidad intelectual y cultural de una mu-
jer blanca se valora más. Se ve muy poco a la mujer negra en trabajos importantes, en cargos de
ministros u otras tareas de gobierno, aunque tenga
igual capacidad que cualquier mujer blanca. Sin
embargo, es muy común encontrar a mujeres negras cubanas limpiando pisos, lavando ventanas,
trabajando como cocineras o en labores de muy
bajísima remuneración.
Así resulta paradójico que muchísimas campañas
publicitarias desplegadas por el gobierno para
atraer turistas a la isla, expongan a la mujer afro
como mercancía de placer u objeto sexual, algo
verdaderamente denigrante y humillante.
Por eso las cubanas, y en especial las afro descendientes, exigimos al gobierno que destine los recursos humanos y financieros suficientes para
combatir los prejuicios raciales, mejorar las condiciones de vida de los afrodescendientes y procurar que, sobre todo las mujeres, puedan ocupar
el lugar social que corresponde y desempeñar el
papel que deben y pueden.
La Plataforma Femenina Nuevo País viene realizando un arduo trabajo para lograr que todas las
mujeres cubanas, y en especial las afrodescendientes, sepan qué papel les toca en esta época y
cuál es la labor que deben realizar en la sociedad
civil. La PFNP está convencida de que es hora de
realizar acciones concretas frente al sistema totalitario que pretender seguir sometiendo a las mujeres a políticas discriminatorias y violando los
derechos de las afrocubanas. Nuestra organización ha logrado ganar espacios dentro de la sociedad civil. Imparte talleres con diversos temas, que
van desde liderazgo hasta los derechos humanos,
y se convierte así en opción viable para plantear e
intentar dar solución a la creciente discriminación
contra las afrodescendientes.
Muchos no tienen una imagen e información clara
de la realidad cubana. La elite gobernante es
dueña de todos los medios de comunicación y exporta una realidad distorsionada de las afrocubanas.
La PFNP ha dirigido su empeño a que la voz y la
realidad del calvario que viven estas mujeres sean
conocidas a nivel mundial. D H\