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ro, ejecute un hecho con el objeto de que sufra la independencia del Estado cubano o la integridad de su territorio e incurre en privación de libertad de diez a veinte años o muerte. Esa ley, que constituye una amenaza contra quienes ejercen la libertad de expresión y prensa, no ha sido derogada. En la mayoría de los casos, como el escritor Ángel Santiesteban, la causa oficial de juicio y encarcelamiento es un delito común, aunque la práctica demuestre que se trata de castigo por el activismo político. Santiesteban fue presuntamente encarcelado por provocar lesiones a la madre de su hijo, pero todas las advertencias que recibió antes de ser puesto en libertad condicional estuvieron relacionadas con sus vínculos con la disidencia. Era oficialmente un preso común que recibió tratamiento de preso político, sin que se le reconociera ese estatus. Cambiar todo lo que deba ser cambiado… para que todo siga igual Las autoridades cubanas ahora recurren a la táctica de realizar detenciones cortas y arbitrarias. Habría sido más productivo e interesante que el periodista hubiese preguntado por el tratamiento a las Damas de Blanco, quienes el domingo 20 de marzo, cuando llegó el Presidente Obama, mantuvieron su rutina de marchar. Muchos disidentes fueron detenidos, como si las autoridades cubanas también se negaran a variar su rutina. Opositores y activistas de Derechos Humanos afirman sufrir detenciones temporales y reportan que se han incrementado en los últimos meses. La afirmación del presidente Raúl Castro de que en Cuba dejan de garantizarse (al menos) 14 derechos humanos, parece un anuncio descarado de que se continuarán violando. El propio martes del discurso de Barack Obama, a la salida del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el colega de Havana Times, Erasmo Calzadilla, fue arrestado violentamente junto a junto a un grupo de disidentes, incluyendo dos mujeres (“Lo que viví después del discurso de Obama”, Havana Times, 24 de marzo de 2016). El viernes 25, Viernes Santo, durante el concierto de los Rolling Stones, Mick Jagger afirmó saber que su música no fue permitida en Cuba durante muchos años, pero que las cosas en el país estaban cambiando. Apenas tres horas antes, varias Damas de Blanco y miembros de la disidencia eran arrestados mientras intentaban asistir a un performance. ¿Qué está cambiando en Cuba? Aquello que garantiza que todo siga igual. A los cubanos se nos puede permitir escuchar a los Rolling Stones y hasta leer 1984, de George Orwell, que se salió a la luz en la recién finalizada Feria del Libro, quince años después de que un conocido perdiera su empleo como profesor por prestarle este mismo libro a un alumno, pero no disentir ni oponernos al régimen, ni asociarnos de manera pacífica para buscar el cambio desde la constitución. “Ahora resulta que se violan catorce” La afirmación del presidente demuestra la legitimidad del trabajo que realizan los defensores de DDHH, de cara al pueblo, que hasta ahora estaba convencido de que en Cuba no se violaba ningún derecho y los llamados activista de derechos humanos sólo podían ser mercenarios al servicio del gobierno norteamericano. Al día siguiente del 92