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como amenaza para la seguridad de los
Estados Unidos. Si alguien pensaba que
la toma de partido de nuestro gobierno
por el hermano país, suministrador de
petróleo, pondría en peligro las renovadas relaciones con el vecino norteño, se
equivocó. No corren los tiempos en que
el gobierno cubano renunciaba a asistir
a dos Juegos Olímpicos (para muchos
atletas cubanos esto significó perder la
oportunidad de participar en ellos) por
solidaridad con un aliado político.
Ahora se engalanan las calles para
recibir al histórico enemigo.
El color no importa… ¿O sí?
Raúl Castro y Barack Obama sostuvieron una reunión y ofrecieron conferencia de prensa, transmitida por la televisión cubana, e1 21 de marzo, justo la
fecha escogida por Naciones Unidas
para conmemorar el Día Internacional
de la Lucha contra la Discriminación
Racial, pero completamente ignorada
por la prensa nacional oficial. Ni en el
periódico Granma (Órgano Oficial del
Partido Comunista de Cuba) ni la televisión (excepto por el Canal Multinacional Telesur) dieron la menor referencia.
Sin embargo, resulta significativo que
justo ese día estuviese en Cuba el primer presidente negro de un país tan
racista como Estados Unidos. Precisamente, uno de los hechos que los medios oficiales cubanos quisieron minimizar desde el inicio fue la llegada de
un afronorteamericano al poder en los
Estados Unidos de América, afirmando
que esto no significa nada cuando en
aquel país los negros siguen muriendo a
manos de policías blancos. Así y todo,
la llegada de Obama a la presidencia de
los Estados Unidos (dos veces) demuestra que incluso en un país racista, si hay
un sistema democrático (incluso uno
imperfecto, como el norteamericano),
un negro puede convertirse en presidente e incluso ser reelecto. No solo los
afronorteamericanos y los latinos votaron por él, sino también muchos blancos
que vieron una alternativa en Obama.
En una entrevista radial concedida por
Martin Luther King Jr. poco antes de
recibir el Premio Nobel de la Paz, descubierta recientemente en la BBC de
Londres, el reverendo se refiere a blancos norteamericanos que le aconsejaban
esperar a que el tiempo cambiara las
mentes de las personas. Intentaban
convencerlo de que eso era mejor que
implementar leyes que, de todas formas,
no conseguirían cambiar a la gente de
un día a otro. MLK decía que quizás no
podría conseguir que los blancos lo
quisieran, pero al menos podía evitar
que lo lincharan con impunidad. Para
eso son las leyes: no para cambiar las
mentes de las personas, sino para que
las cosas funcionen mejor. En los Estados Unidos, un país racista en extremo,
las leyes han hecho posible que un
hombre negro llegara a la presidencia.
A quién van a poner o por quién voy a
votar
A los cubanos no nos pasa inadvertida
esa realidad y no podemos dejar de
compararla con la nuestra. El presidente
Raúl Castro anunció su salida del poder
en el 2018; en la calle la gente se pregunta quién será el próximo: “a quién
van a poner”, en vez de “por quién voy
a votar”, “qué me ofrece este candidato”, “cómo va a mejorar mi vida”, “cuál
es su plan”. La referencia de Obama de
que los pueblos deben elegir a su presidente ha levantado comentarios y reflexiones entre los cubanos, ha despertado
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