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Otra ofensa racista y la
peligrosa demagogia
Leonardo Calvo Cárdenas
Historiador y politólogo
La Habana, Cuba
E
l paso del presidente Barack
Obama por La Habana (20-22 de
marzo 2016) con su derroche de
carisma, sólida solvencia intelectual y
coherente discurso, encandiló al pueblo
cubano y descolocó a las autoridades y
sus voceros. La sencillez y naturalidad
de la familia Obama para conectar con
zonas sensibles de la actualidad cubana
—como interlocutor de emprendedores
privados, como invitado a un popular
programa humorístico, como aficionado
en un juego de beisbol o como cliente
en un restaurante particular— causó un
impacto inesperado en los ciudadanos,
que matizaron la histórica visita con
entusiasmo y simpatías. El mensaje de
Obama, lleno de conceptos y valoraciones perfectamente conectados con las
inquietudes y necesidades del ciudadano
común, molestó sobremanera a los
gobernantes cubanos, quienes no encontraron respuesta coherente a la magistral
pieza oratoria con que el mandatario
norteamericano alentó las esperanzas de
los cubanos de a pie. Tras concluir la
alocución de Obama en el Gran Teatro
de La Habana, personeros y voceros del
régimen se aferraron a sus consignas y
discursos extremistas y retardatarios
para tratar de contrarrestar el impacto.
Los comentarios y respuestas traían más
de lo mismo, en términos del discurso
político que tanto desdeña y desprecia la
mayoría del pueblo cubano por estar tan
alejado de sus duras realidades y anhe-
los insatisfechos. Sin embargo, ¡oh,
sorpresa! el fantasma del racismo apareció inesperadamente. Sin que pudieran impedirlo todos los tamices comisariales de censura encargados de vigilar
meticulosamente la pertinencia ideológica de las expresiones culturales, el
semanario capitalino Tribuna de La
Habana publicó el domingo 27 de marzo un artículo con la firma del periodista afrodescendiente Elías Argudín Sánchez, en el cual se repiten los mismos
argumentos y valoraciones sobre lo
dicho por Obama con la particularidad
de usar para el título la expresión “Negro, ¿tú eres sueco?”, proveniente de un
popular chiste racista. Frente al hecho
varios interesados en la problemática
racial, especialmente del ambiente
intelectual, levantaron la protesta, ante
lo cual el periodista fue obligado a
pedir disculpas y el texto fue retirado
del sitio en Internet. Así y todo, las
connotaciones y trascendencias son
mucho más graves que la simple anécdota. El artículo no pasa de ser parte de
la saga de desesperación y desenfrenada
inquietud que desataron entre las autoridades la presencia y los mensajes de
Obama a la sociedad cubana. El hasta
ahora desconocido periodista se me
antoja como un postmoderno contramayoral —esclavo o liberto que servía
como ente repres