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samos nuestros puntos de vista sobre su
política hacía Cuba, su visita y discurso,
así como manifestamos nuestro agradecimiento por la invitación. Tres de los
presentes manifestaron sus críticas al
proceso dado a conocer el 17 de diciembre de 2014 y el mandatario estadounidense, con palabras cordiales y
claras, explicó las razones de su actual
postura. Me pareció muy sincero y,
además, muy bien informado de la
realidad cubana, cuando dijo que si
pasado unos años veía que su actual
política no había ayudado al pueblo
cubano a llevar una mejor vida y a
alcanzar su libertad, públicamente lo
reconocería y abogaría por otra fórmula.
Su actual política apenas tiene un año y
tres meses; la anterior, más de medio
siglo sin los resultados esperados. Todos opinamos e hicimos recomendaciones. Tanto el presidente Obama como
su Secretario de Estado, John Kerry,
prestaron mucha atención y tomaron
notas. No quise pecar de ambicioso; un
presidente amigo de una nación amiga
por nuestro pueblo bastante hace ya por
su bienestar y por eso me limité a pedir
que hagan todo cuanto puedan en este
proceso que siguen con el régimen
castrista para ayudar a los cubanos a
conectarnos a Internet.
También le pedí que, luego de concluir
su mandato, no olvidara que a noventa
millas de su país hay un pueblo que
necesita de buenos y solidarios amigos.
Con su bien merecido prestigio puede
influir sobre otros para que dirijan una
que otra vez su mirada hacia Cuba y
sean solidarios con el único pueblo bajo
sistema de partido único en el hemisferio. Mis colegas hablaron sobre la importancia de tener presente también a
los cubanos de la diáspora. Muchos ni
siquiera pueden entrar de visita a su
país. Se habló sobre los presos políticos
se le y entregó la lista actualizada.
Escuchó la situación de los afrocubanos
y de los grupos marginados por su
orientación sexual. Hablamos de los
derechos humanos y de la represión
contra mujeres y hombres pacíficos, de
los intercambios entre ambos pueblos,
de las elecciones libres y del futuro.
Fue un encuentro inolvidable, como
también su visita y su genial discurso.
La dictadura comprende bien el alcance
y el impacto de estas jornadas históricas: por eso vienen los ataques y críticas
de sus voceros.
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