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El problema es que la oposición democrática cubana siempre ha estado muy fragmentada en una serie de facciones en competencia. A pesar de todo tipo de llamados a la unidad una y otra vez, no ha sido capaz de unificarse ni ha ofrecido un programa realista de transformación democrática que resulte aceptable para todos los cubanos como alternativa política viable en medio del estado actual de la cosa pública. 4. La relación con Estados Unidos: ¿problema histórico u oportunidad histórica? La falta de unidad dentro de la persistente "polis paralela" cubana tiene múltiples razones y requiere un análisis detallado e históricamente informado, pero semejante tarea excede el alcance de este breve texto. Sn embargo, no puede pasarse por alto un aspecto externo clave que contribuye de manera significativa al estado de cosas actual: la complicada relación entre Cuba y Estados Unidos que se ha venido desarrollando a lo largo del siglo XX de manera muy asimétricas; por un lado, la primera potencia del Occidente liberal, con responsabilidades globales y ambiciones imperialistas; por el otro lado, un país relativamente pequeño, en próxima vecindad a Estados Unidos, que pertenece al Sur en virtud de su desarrollo, pero históricamente ha estado expuesto a las influencias y manipulaciones directas o indirectas del vecino del Norte. Y es aquí donde José Martí, Apóstol" de la independencia de Cuba y uno de los padres fundadores de la nación cubana moderna, articula el problema político cubano desde las últimas décadas del siglo XIX, que como dilema representa el mayor desa- fío para los líderes de la oposición democrática cubana hoy. Según su propio himno nacional, los Estados Unidos son "la tierra de los libres y el hogar de los valientes", que indudablemente es y será el socio estratégico y aliado más importante de Cuba libre. Sin embargo, Cuba tiene que resistir, como Estado independiente, el peligro advertido por Martí de ser totalmente "americanizada", porque su lugar está dentro de la familia de las naciones latinoamericanas. Cuba no puede ni debe caer bajo la tutela sin fin de Estados Unidos ni someterse siquiera a la hegemonía de Estados Unidos, sino construirse como "una patria para los cubanos" con su "res pública" asentada sobre tradiciones y recursos espirituales y culturales propios. Una democracia vibrante tiene que capacitar a los cubanos para llevarlos a un futuro mejor junto con las demás naciones libres, incluyendo Estados Unidos, pero fomentar y salvaguardar esa democracia es cuestión única y definitoria de la identidad del cubano. Quienes entraron triunfalmente en La Habana el último día de 1958 para formar allí su gobierno "revolucionario" —en el poder desde entonces— comenzaron de inmediato a esgrimir la advertencia de Martí como razón de Estado, tras retorcer aquella en su interpretación ideológica. El implacable antiamericanismo se convirtió rápidamente en uno de los principales instrumentos políticos de Fidel Castro y su grupo revolucionario y se utilizó indiscriminadamente para liquidar a los rivales internos y externos. Así quedaron sentados los fundamentos mismos del Estado totalitario en Cuba. Todos sus críticos podrían ser tachados de traidores y perseguidos como agentes 72