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sociales medio-bajo y bajo, con escasa o
nula escolaridad en su mayoría y
trabajos en tareas de baja cualificación
como empleados en el sector privado.
Culturalmente son los “negro che”
quienes han sabido mantener la
memoria de sus mayores a través de la
práctica de su música tradicional, ya
que la vivencia performática da sentido
articulador comunicacional con el
supramundo de los ancestrales. En esta
lógica clasificatoria, Rita se define —tal
como la define su comunidad— cual
“negra usted”. Aunque ya no tenga la
posición económica de antaño, por su
linaje familiar, carrera artística,
modales, vestimenta y circuitos sociales
que frecuenta, ella es un exponente de la
clase alta afroporteña. Si bien en el
mundo
del
espectáculo
porteño
actuaron, cantaron y bailaron otros
afrodescendientes del tronco colonial,
Rita
se
convirtió
en
figura
paradigmática por su talento y
trayectoria.
La colección Rita Lucía Montero
A partir de las entrevistas iniciadas en
2003 para estudiar su trayectoria y la
vida social de los afroporteños, pero
fundamentalmente
tras
emprender
juntos en 2005 la escritura de un libro
sobre ella (MONTERO y CIRIO 2012),
fue brindándome valiosos documentos
que había atesorado: notas periodísticas
sobre sus actuaciones, correspondencia,
partituras y fotografías. A diferencia de
tener, como es usual, que reconstruir la
vida en estudio a través de un azaroso
deambular por bibliotecas y repositorios
públicos y privados, la posibilidad de
disponer
de
semejante
corpus
documental allanó sensiblemente el
camino. Su colección fotográfica tiene
más quinientas piezas que, en general,
están.bien.conservadas…..Aproximada
mente el 5% son duplicaciones de
originales. Poco más de un tercio de las
fotos está pegado en tres álbumes con
hojas de cartón negras separadas por
papel manteca. Lamentablemente, el
abundante pegamento empleado impide
casi totalmente estudiar sus reversos y,
con el tiempo, fueron generándose
rugosidades por donde, al escanearlas,
se cuelan pequeños haces de luz. Los
dos tercios restantes son fotografías
sueltas. De 23 conservó sus negativos (o
sólo sus negativos): 20 de acetato y 3 de
vidrio. Rita falleció al irse terminando
este artículo y su colección continuó
incrementándose
con
fotografías
contemporáneas
y antiguas que
parientes y amigos iban obsequiando,
pero también menguó por regalarlas
ella. A instancia mía, por ejemplo, donó
16 piezas (1 negativo de vidrio, 4 sobres
para guardar negativos y 13 fotografías)
en diciembre de 2010 a la División
Fototeca "Benito Panunzi" de la
Biblioteca Nacional (Buenos Aires).
La mayor parte de su colección
corresponde al periodo de oro de su
carrera: las décadas del 50 y 60. Tanto
por el espacio temporal cubierto (ca.
138 años) como por el año de la más
antigua (ca. 1875) y la cantidad de
piezas (520 estudiadas), se trata de un
corpus de y por una sola persona que da
testimonio sobre uno de los grupos
menos estudiados del país: el
afroargentino. Así, esta colección
reviste características excepcionales y
constituye un caso único y privilegiado
para diversos análisis. A tales efectos
ofrezco el siguiente ordenamiento:
De acuerdo con su contenido
Familiares: Son piezas generalmente
tomadas por aficionados y contemplan
aspectos personales, de familia y de la
comunidad
afroporteña.
Suman
alrededor del 20% de la colección y su
calidad es variable.
De ocasión: Tomadas en diversos
contextos sociales privados y públicos:
parientes y amigos en sus domicilios o
durante sus vacaciones, fiestas, paseos y
velorios.
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