IDENTIDADES 1 ESPAÑOL IDENTIDADES 8 ESPAÑOL | Page 42
como seleccionar periódicamente
los líderes del grupo de trabajo y celebrar varios meses después un foro
en que los grupos de trabajo informaban sobre sus progresos. Un grupo de trabajo especial muy exitoso
surgió de un experimento cívico sobre cuestiones de raza en Fort Myers
(Florida) hacia 1997. Más de 600
personas participaron en el proyecto. En los diálogos en pequeños
grupos, los participantes abordaron
por qué un vecindario de familias
con bajos ingresos no tenía tienda de
comestibles y los residentes se veían
obligados a comprar alimentos en
tiendas de conveniencia. Se creó un
grupo de trabajo en el foro de acción, que comenzó a trabajar con la
ciudad y el condado, así como con
una cadena de supermercados locales y una organización de desarrollo
de pequeñas empresas para explorar
la idea de una nueva tienda de comestibles. Varios miembros del
grupo de trabajo tenían experiencia
en los negocios y llevaron a cabo un
estudio de mercado. Se redactó un
plan de financiamiento y encontraron que la ciudad y el grupo de
desarrollo de pequeñas empresas
discutían ya cómo emplear fondos
de la subvención para el desarrollo
comunitario. Este grupo de trabajo
ayudó a resolver el conflicto y promovió la idea del centro comercial
como forma de proporcionar oportunidades de empleo y servicios básicos a ciudadanos de bajos ingresos. Dos años más tarde se levantó
el Centro Comercial de Dunbar. A
medida que proliferaron estos programas, los líderes locales advirtieron la importancia de la participación de los empleados públicos en
las discusiones en grupos pequeños.
Cuando los maestros, oficiales de
policía, trabajadores sociales o planificadores de la ciudad estaban presentes en el salón, las ideas de soluciones desarrolladas por el grupo
fueron por lo general más informadas y surtieron mayor efecto. Los
foros de acción tenían más probabilidades de éxito porque estaban respaldados por relaciones públicas y
ciudadanos más influyentes.
Desafiar las presunciones sobre la
raza
La proliferación de estos procesos
durante la década de 1990 y a principios de 2000 parecía ser un reto a
tres presunciones fundamentales sobre la raza:
1- Los participantes cuestionaban la noción de que el racismo es sólo uno, como
pecado individual fácilmente identificable: todos somos racistas, seamos o no
racistas. Al observase más de cerca suele encontrarse que el racismo es como un
espectro borroso de una serie de prejuicios individuales e institucionales que van
tornando la noción cada vez más inexacta y perjudicial. La pregunta de Rodney
King —¿No podemos llevarnos bien todos?— era motivo básico para la tolerancia, pero una vez que los ciudadanos comienzan a hablar sobre la raza acostumbran a ir mucho más lejos y abordar las cuestiones complejas del racismo institucional, así como las más simples formas de prejuicio.
2- Los participantes sopesaban la creencia de que hay que aprender a tolerar, compensar y, finalmente, pasar por alto las diferencias culturales. Los ciudadanos
aprecian sus respectivas culturas y tradiciones, y quieren aferrarse a ellas. A medida que comienzan a reconocer cuán diversa son sus comunidades, reconocen
también y a menudo que estas diferencias probablemente afectarán por siempre
la manera en que las personas interactúan entre sí. La diversidad es tanto una
fuerza como un reto: a