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basan en nuestras experiencias personales. Esta conversación inicial forja también cierto nivel de confianza dentro del grupo.
4- Usar una guía escrita para estructurar las sesiones. Esto ha sido muy beneficioso.
Los grupos tienden a ser más eficaces cuando siguen una guía con preguntas de
discusión, información de fondo sobre el tema y sugerencias para llevar adelante
las sesiones. Algunas guías presentan también puntos de vista que reflejaban los
principales argumentos sobre la raza y se orientaban a presentar una muestra del
espectro ideológico, por lo cual los participantes podían analizar diferentes ideas
y opciones, así como relacionarlas con sus propias experiencias. Estas guías se
escriben a veces por los organizadores locales, pero provienen con mayor frecuencia de organizaciones nacionales especializadas en el diálogo o la deliberación pública sobre la raza.
Ninguna de estas técnicas para discusiones exitosas en grupos pequeños era completamente nueva. Habían sido utilizadas, por separado o
en combinación, mucho antes de la
década de 1990 por diversas organizaciones en diferentes esfuerzos de
diálogo. De hecho se remontan hasta
cincuenta años atrás, al movimiento
de derechos civiles, e incluso a un
siglo atrás, con la metodología de la
educación de adultos en Chautauqua
y otros precedentes. Y así como algunos organizadores estaban empleando estas técnicas para encarar
los problemas raciales, otros líderes
utilizaban las mismas técnicas en
otras cuestiones. Solo que la dinámica de la raza como problema social, junto con la magnitud de la participación del público en la década
de 1990, reforzaron estas tácticas,
que se difunden más que nunca y establecen el modelo para la participación del público a principios del siglo XXI.
Cómo hemos aprendido a pasar de
las palabras a la acción en la raza y
otras cuestiones
Otra clave surgió de este trabajo: la
celebración de diálogos en grupos
pequeños no sería suficiente. Para
lograr buen progreso en cualquiera
de estas cuestiones, un gran número
de personas, y de muchos tipos diferentes, tienen que participar en las
discusiones. La mejor manera de
combatir el racismo, movilizar voluntarios y desarrollar la confianza
entre los ciudadanos y el gobierno
estriba en que una masa crítica de
ciudadanos tome parte en el esfuerzo..Los.organizadores.localesaprendieron también que ningún
grupo u organización será capaz de
reclutar en gran número a diferentes
tipos de personas si el proyecto no
es creíble. La divulgación a través
de los medios de comunicación o de
los funcionarios públicos ayuda a
legitimar el esfuerzo, pero los ciudadanos son mucho más propensos
a participar si se les acerca alguien
conocido. La única manera de lograr
a gran escala el reclutamiento unoa-uno es llegar a todo tipo de organizaciones: empresas comunitarias,
iglesias, asociaciones de vecinos,
clubes y demás grupos, para pedir a
sus líderes que recluten a sus propios miembros. Junto con las técnicas de discusión en grupos pequeños, las tácticas de reclutamiento se
convirtieron en ingredientes básicos
de compromiso público. Las organizaciones con misión centrada explícitamente en la raza, como la Conferencia Nacional de Comunidad y
Justicia, YWCA de EE.UU., así
como las asociaciones nacionales y
estatales de trabajadores por los derechos humanos, comenzaron a popularizar y promover dichas estrate-
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