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Actividad infantil En tal sentido es magnífico indicio que la generalidad de sus actividades esté centrada en barrios periféricos y en los espacios urbanos de la gente más pobre, no por casualidad habitados mayoritariamente por negros y mestizos. Los niños de esas zonas parecen ocupar particularmente su atención. Lo ilustran sus acciones en la comunidad periférica La Perla, La Habana Vieja y en el albergue Fraternidad del apartado municipio de Arroyo Naranjo. Al mismo tiempo, han venido organizando, talleres, concilios y foros de puntual beneficio para la comunidad LGBTI, no sólo de afrodescendientes, pero sí con énfasis especial en el drama que éstos sufren, al ser doble o triplemente discriminados: por sus preferencias sexuales, por la pigmentación de su piel y por pertenecer al estrato con menos recursos y mayores desventajas. Todo esto provoca miradas por encima del hombro, recelo y hasta miedo entre buena parte de la población, incluidos muchos LGBTI blancos. Otro de los objetivos que AfroMás cumple con pulso firme son las alianzas con las comunidades LGBTI y con organizaciones de la sociedad civil. En esta dirección sobresale el foro “Los LGBTI cubanos con voz propia”. Aquí estuvieron presentes líderes y activistas de La Habana, Pinar del Río, Cienfuegos, Villa Clara y Matanzas. La expansión del radio de influencia de esta agrupación es ya un hecho nacional, a pesar de sus pocos meses de brega, y la renovadora fuerza de su activismo ha merecido el reconocimiento de sobresalientes luchadores pacíficos por los derechos de los afrodescendientes y por las ideas de progreso y democracia, como el historiador, politólogo y ensayista Manuel Cuesta Morúa, portavoz del Partido Arco Progresista y Coordinador de la Plataforma Nuevo País*. No es corto ni llano ni debe ser un paseo el camino que queda por andar a esta organización. La herencia esclavista de la discriminación racial ha dejado caer al fin el velo tras el que inútilmente se intentó ocultar durante mucho tiempo su rostro feo y retrógrado. Y sabemos que entre sus víctimas de la primera línea ninguno sufre tanto como los afrodescendientes de la comunidad LGBTI. 36